Viernes 13, qué miedo. Menos mal que el deporte siempre nos da motivos para venirnos arriba en momentos de zozobra. En horas se estrena el Mundial de Clubes de la FIFA. Un mastodóntico conglomerado de 63 partidos planetarios para saber quién es el rey del balón.
Y todo en los EEUU de Norteamérica, donde (además de Canadá y México) se celebrará el año próximo la Copa del Mundo de Selecciones más amplia de la historia: 48 equipos, 12 grupos, 106 partidos en casi 40 días de competición. Si la comunidad médica en general nos lanza avisos contundentes sobre la salud del deportista y la sobredimensión de calendarios… el presi Infantino y sus asambleístas van por otro camino. Debe ser que no siempre funcionan los pinganillos en sus plenarios. O se levantan.
Nosotros vamos a la cita de este año con el Atleti y con el Madrid. Sabiendo que la puesta de largo de esta edición inaugural está revestida de oropel como el que exhibe el trofeo creado ad hoc: unos 145 millones podría ganar el Real y unos 130 si campeonan los del Cholo. Y a esto se reduce gran parte de la motivación, al dinero insultante si mueves con diligencia las redes.
¿Y cómo llegamos? Con algunas dudas. Porque también inaugura proyecto Xabi Alonso, con nuevos dorsales, con nuevas flechitas y con pocas sesiones para juntar a sus huestes. El tolosarra hubiese preferido echar a andar su proyecto en julio, con pretemporada y con más sesiones, pero las circunstancias obligan.
Y los colchoneros, con más estabilidad, pero con la incógnita de como volverán a revolucionar su motor después de tanto día de calma chicha. Empiezan además ante el todopoderoso PSG y eso tampoco hace mucha gracia. Y sí, nos empezarán a sonar el Al Hilal saudí, el Wydad marroquí, el Ulsan surcoreano y el surafricano Mamelody, que no es un equipo… de divas.
