Como tú dices, si Pablo Iglesias decide la política de este país, el auténtico programa de gobierno es el que expuso ayer ante Ferreras. A Bildu hay que hacerle un homenaje nacional por lo que honró a la política española. A la unidad de España hay que reforzarla a base de crear naciones dentro de la nación. A los presos del procés hay que indultarlos ya, que no hay nada más urgente en la vida del país. Y hecho todo eso, atendamos a Otegi, que ya exige un referéndum por el inmenso favor de votar los Presupuestos.
Naturalmente, todo esto exige remover los obstáculos legales: que ninguna ley o tipificación de delito permanezca ahí, como obstáculo al nuevo horizonte de bondad suprema, reencuentro fraternal y nuevos intentos de separación. Por ello, la gran prioridad del gobierno es reformar la sedición, esa antigualla trasnochada, seguramente franquista, que no permite nada; ni siquiera romper el Estado ni mear a la Constitución. Mejor todavía si se elimina ese delito, abiertamente incompatible con la plurinacionalidad y la fraternidad que supone la autodeterminación. Ya lo dijo el ministro de Justicia: si se dulcifica ese delito, es porque hay presos que lo cometieron. Si no lo cometiera nadie, ¿para qué sacarlo del Código Penal? Démosle a la nueva política algo de grandeza histórica. Acudamos a Suárez, porque esta es la nueva transición: hacer normal en la ley lo que a nivel de Esquerra, a nivel de Bildu y a nivel de Puigdemont es simplemente normal.
