Cosas tan importantes como el lanzamiento de la bomba de Hidrógeno. O como el misil que intimidó la paz de Japón hace unos días. Ya sabéis que Kim Jong Un tiene una erección cada vez que estimula su arsenal. Y que sus orgasmos nucleares los cuenta esta veteranísima periodista.
Ri Chun hee, locutora del pueblo, heroína del trabajo -cito sus títulos oficiales-, es una excepción femenina en una república ultramachista y es una leyenda mediática de 74 años que aparece en televisión con su voz de barítono, su ardor castrense y su máscara inconmovible. Acostumbra a comparecer vestida de una especie de kimono rosa palo e inenarrable -el chima jeogori- y se expresa como si estuviera llamando a filas, no exenta de modulaciones melodramáticas.
Pero se le tiene cariño en Corea del Norte. Y se le tiene respeto, porque su carrera comenzó con la protección de Kim Il Sung, el padre eterno, el fundador de la república comunista hereditaria y el abuelo de Kim Jon Un, proclamado presidente en 2011 porque su padre, Kim Jong Il, el querido líder, murió de cansancio, recordadlo, murió de pura abnegación
Ri Chun Hee tuvo que dar la noticia. Y no pudo sobreponerse a la emoción porque era voluntariamente obligatorio llorar.
He aquí el momento Arias Navarro de Chun. Y el momento más humano de su trayectoria. Delicado, pero no tanto como cuando se le encomendó la tarea de amenazar a Corea del Sur con una guerra.
No sé qué pensáis, pero este énfasis de propaganda nacionalista no se escucha estos días ni en TV3. Bueno, en TV3 puede que sí.