OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Esta vez Sánchez no le ganó a las encuestas"

No le ganó Pedro Sánchez a las encuestas. Esta vez no. Anunciaron desplome del PSOE en Galicia y Euskadi y eso es lo que ha sucedido. Anunciaron sorpasso de Podemos, y sorpasso —-arrollador en el País Vasco y por la mínima en Galicia— ha habido.

ondacero.es

Madrid | 26.09.2016 08:00

El argumento-consolador de las elecciones de junio —"hemos perdido las elecciones pero le hemos ganado a Podemos"— ha caducado. Anoche el PSOE sólo le ganó al Bloque Nacionalista Galego y al Partido Popular del País Vasco. O como diría Luena, con el PP vasco empataron.

Esto es lo primero que tiene que explicar el secretario general del partido en la semiejecutiva de hoy y en el comité federal del sábado. Primero esto, antes de pedir la venia para seguir pedaleando.

Lunes, 26 de septiembre. Día siguiente a las elecciones del 25.

Superada la enésima meta volante hacia ninguna parte, éstas son las tres líneas fundamentales del paisaje:

• Primera, en Galicia seguirá gobernando el PP fruto de la mayoría absoluta de Alberto Núñez Feijóo, aupado por la fuerza de sus votos a la condición de líder político con mejor carta de presentación electoral, hoy, en el conjunto de España. No sólo revalida su mayoría absoluta sino sube en votos y aumenta la distancia sobre sus adversarios.

• Segunda, en el País Vasco seguirá gobernando el PNV, fruto del triunfo de Iñigo Urkullu y su previsible acuerdo parlamentario con el PSE. La suma de Bildu y Podemos no da para investir lendakari a ninguna de sus dos candidatas. Otegi tendrá que conformarse con ser asesor de grupo parlamentario de la oposición. Sueldo podrá tener, para seguir viviendo de esto.

• Y tercera, en el Parlamento español, PP y Ciudadanos siguen sumando 169. El PSOE sigue teniendo 85. Y Podemos tiene 71. Las posibles sumas de sies y noes para una investidura de presidente no cambian. Ni siendo el candidato, otra vez, Rajoy. Ni siendo el candidato, otra vez, Sánchez. Nos vendieron la burra de que después de las elecciones de ayer todo podría cambiar pero no hay un solo indicio sólido en el horizonte que permita afirmar que esta mañana haya cambiado nada. Vamos a ver qué nos depara la semana, pero recién iniciado el día de después, estamos en la misma casilla en que ya estábamos.

Ganaron los dos que ya estaban gobernando. La mayoría social que exigía cambio, el clamor de la gente que desea un gobierno distinto, todos esos estribillos que entonaron durante la campaña los demás partidos —Ada Colau fue un día a Galicia y sintió cómo el pueblo gallego suspiraba por devolverle la dignidad a las instituciones—, se han demostrado desafinados. En Galicia y en el País Vasco se votó continuidad. Apoyo a quien ya gobernaba y pérdida de apoyo socialista en favor de Podemos y sus marcas aliadas.

A medida que van pasando los meses, y se van celebrando nuevas elecciones, va quedando a la vista que el bipartidismo se desinfló más por su pata izquierda que por la derecha. Es el PSOE el que sigue en proceso de mengua elección tras elección. Si Sánchez pretendía cargarse de argumentos, en Galicia y Euskadi, para sostener que su no es no a Rajoy es el antídoto para evitar que sigan yendose votos del PSOE a otras formaciones tendrá que buscar otro argumento porque éste ya no sirve.

Su lugarteniente Luena reapareció cerca de la medianoche en una comparecencia plasma. Sin preguntas. ¿No habrá preguntas? No. No es no. Lo hizo para ventilar el asunto electoral en medio minuto. Para que nadie pudiera decir que estaban atrincherados o haciendo el petate para huir de España. Luena ventiló el asunto electoral en medio minuto —total, sólo eran unas elecciones a las que su jefe había dado relevancia máxima— e intentando paliar el efecto tortazo con argumentos como éstos: que con nueve escaños somos determinantes en el Parlamento Vasco; que en Galicia hemos empatado con En Marea en número de escaños.

Uno entiende que ante un doble revés electoral, que debilita al equipo de Sánchez en la guerra civil que se ha declarado en el PSOE, el número dos busque la forma de que el fracaso parezca menos. Pero la comparecencia de anoche, después de haber estado esquivando toda la tarde a la prensa, fue una broma de mal gusto. Salir para decir que el resultado es negativo pero no tanto. Salir para presentar los catorce escaños en Galicia —cuarenta mil votos menos que en 2012— como un meritorio empate con las Mareas. Y sin preguntas. Uno puede presumir de haber empatado por la primera posición, pero empatar con el segundo en Galicia (perdiendo en votos) no parece que sea motivo de satisfacción para quien dice ser la alternativa de gobierno. Dejarse noventa mil votos en Euskadi, pasar de 16 escaños a nueve, tampoco parece que dé para sacar pecho.

Esta semana el PSOE vivirá sus días más inciertos desde hace años. Los críticos con Sánchez van a por Sánchez. Quieren neutralizar al secretario general, pero aún no dicen cómo. Ni siquiera dicen quiénes son ellos, con nombres y apellidos, los conjurados para darle la vuelta al partido. Y liderados por quién. Si es que hay alguien ya liderando o postulándose para ese cometido.