EL MONÓLOGO DE ALSINA

El monólogo de Alsina: Están siendo unas navidades de cine

Les voy a decir una cosa.

Están siendo unas navidades de cine. Entre “El discurso del rey”, no la de Colin Firth sino la decon don Felipe,“Mejor imposible”, no la de Jack Nicholson sino la de Rajoy este mediodía, y “La entrevista”, no con el vampiro sino con Kim Jong Un -o sea, sí, con el vampiro norcoreano- tenemos una cartelera francamente imbatible.

ondacero.es

Madrid | 26.12.2014 20:27

“La entrevista”, antes conocida como “The interview”, ya está en los cines (norteamericanos, se entiende, los de Pionyang todavía no se han animado). Se está emitiendo en trescientas salas y en plataformas de pago en internet: no parece que vaya a hacer un taquillazo tipo “Los juegos del hambre” pero va a ser interesante ver cómo funciona el streaming (una película de estreno que te puedes ver, previo pago,  en tu casa sin necesidad de acudir al cine).

Ha sentado un precedente la Sony, aunque sea por razones tan insólitas como que un grupo de asaltantes cibernéticos atracó sus ordenadores, sembró amenazas contra los directivos y sus familias y coaccionó a la compañía para que no estrenara esta comedia. Nunca sospechó el creador de esta cinta, el cómico Seth Cogen, que acabaría hablando de ella no en los programas de espectáculos sino en las páginas de opinión de los diarios internacionales. Nunca sospechó que Obama dedicaría media rueda de prensa a defender como deber patriótico el estreno de su película: “No podemos permitir que un dictador decida qué películas podemos hacer”, dijo el presidente con la misma convicción que don Felipe exigió el final de la corrupción. Muchos de los espectadores que han acudido ayer a ver “La entrevista” dicen haberlo hecho precisamente por eso, por deber patriótico.

Que le zurzan a Kim Jong Un: si tanto le molesta que se cachondeen de su persona y su forma de ejercer el poder que no se hubiera pedido líder supremo. Lo más asombroso que ha sucedido en este final de año es que se haya convertido en motivo de interés planetario y bandera de libertad una película con tan pocas aspiraciones como ésta. Es comedia, es gamberra, es histriónica y es convencional. Todo en ella es caricatura. Empezando por el presentador de televisión que viaja a Pionyang a entrevistar al sátrapa -y que confunde a Stalin con Stallone y a Frost con Frosty-, siguiendo por la jefa de propaganda norcoreana y su ímpetu sexual y terminando, claro, en el dictador, un fantoche inmaduro e inestable que lleva en secreto su afición a tomar margaritas y su absoluta devoción por las canciones de Kate Perry.

De manera que sí, la película sólo estaba concebida como diversión de fin de año y es eficaz para soltar unas cuantas carcajadas. Quienes esperen ver un sutil ejercicio de humor inteligente o una acerada reflexión sobre la opresión y la propaganda se verán defraudados. Es sal gruesa. Bien cocinada. No es “El gran dictador” de Chaplin, más bien esEl dictador” de Sacha Baron Coen. Una guasa en la que lo de menos es la falta de libertad que padecen los norcoreanos. Dices: bueno, si quieres saber de los campos de concentración léete “Campo 14”, o ponte un documental de la BBC. Es una astracanada, de acuerdo, pero gracias a los hackers de Kim Jong Un ha contribuido a popularizar la figura de este joven dinosaurio mucho más de lo que hasta hoy lo había hecho ningún documental. Su figura o su caricatura, que es más lo segundo. Como ha dicho, en fin, Seth Cogen, el creador de la cosa, “da igual que sea mala o buena y que guste o no guste, lo importante es que, si quieres la puedas ver. Y seguro que se acabará viendo también en Corea del Norte aunque sea gracias al contrabando y el mercado negro.

En España el estreno audiovisual de fin de año lo ha hecho Pedro Sánchez, el diputado que hace un año apenas era eso, un diputado raso, y que ahora es secretario general del PSOE, un líder raso, digamos, porque tampoco ha despuntado arrolladoramente en las encuestas. La película que él ha presentado es un corto, a juego con el corto tiempo que él mismo lleva. Podría haberlo titulado “Las entrevistas”, porque consiste apenas en eso: gente normal en la calle que dice lo defraudada que está con el gobierno del PP. Una de dos: o no hay un solo ciudadano que esté por la labor de votar al PP -oye, podría ser- o los encuestadores del PSOE no lo han encontrado. Muy elaborado tampoco puede decirse que esté el trabajo.

Una declaración tras otra declaración tras otra declaración, qué mal estamos, y al final, claro, la moraleja: la esperanza para España tiene nombre y los encuestados, espontáneamente, lo citan, Pedro Sánchez. Que tiene carisma, dice uno de los jóvenes que salen, desafiando, sin saberlo, criatura, a Susana Díaz. El video es corrientito pero le permite al PSOE ponerle un título que, para Sánchez, es el balance de 2014: “Otro año perdido”. Y que para los críticos de Sánchez también sirve de resumen: “otro año perdido en el PSOE”.

Inició su comparecencia de hoy el líder socialista justo cuando terminó la suya su principal adversario. ¿Quién, Susana? No, Susana es compañera leal. ¿Quién, Podemos? No hombre, no, Rajoy, el presidente en ejercicio que ha confirmado hoy que su intención es repetir en 2015 como candidato. Elecciones para noviembre y Rajoy de cartel electoral. Aún no ha decidido el presidente a quién pone de candidato en las municipales de mayo pero lo suyo lo tiene claro: repetirá. Ha empezado el presidente echándose una flor a sí mismo -pronostiqué un 2014 mejor y se ha cumplido con creces- y ha terminado con otra: si los turistas vienen por millones y la prensa internacional nos pone como ejemplo de recuperación económica, algo estaremos haciendo bien.

Aunque estaba anunciada como rueda de prensa, en realidad Rajoy les colocó a los periodistas, antes de empezar a responder preguntas, una cosa que él llamó introducción y que no era otra cosa que un discurso con todas las letras. A la manera de los discursos de Rajoy, o sea, con muchos folios que siempre siguen el mismo esquema y que el presidente lee con el piloto automático. Da un poco igual que el foro sea el congreso, unas jornadas con empresarios, la cumbre del G-20 o el balance del año: España va a mejor, este gobierno es quien lo ha hecho posible, somos tan reformistas que da apuro hasta mencionarlo y aunque hay familias que lo siguen pasando mal, tenemos un gran país y debemos sentirnos orgullosos.

Sí, fue un discurso, sin tresillo de atrezzo y fotos de la mujer y los hijos, sin el consabido “hoy más que nunca” de los mensajes navideños de los monarcas,pero un discurso tan largo como el del Rey y colmado de mensajes positivos. ”No soy triunfalista, soy realista”, dijo el presidente. Al que le preguntaron si sigue creyendo en la inocencia de la infanta, como una vez dijo, o ya tiene dudas. “Como presidente que soy, no debo pronunciarme sobre esas cosas”, dijo varios meses después de haberse pronunciado.

Seguramente la principal diferencia entre este balance de Rajoy y el que hacen otros jefes de gobierno está en el abanico de asuntos que mencionan. En el caso del gobierno de España, ni media línea sobre cuestiones internacionales, ni siquiera Cuba, país en el que viven decenas de miles de personas con derecho a la nacionalidad española. Ni Cuba, ni Estado islámico, ni Rusia.

El mundo no existe en los discursos del actual presidente. Presentó como un gran logro, en octubre, la incorporación de España al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas pero hoy se ha encargado él mismo de mencionar, cuando se le reprochó que su gobierno no diga nada de las matanzas de cristianos en Iraq, que hasta el uno de enero, en rigor, no pertenecemos a ese consejo. Ésa fue la respuesta, a la defensiva, cuando se le brindó la oportunidad de extenderse sobre el peso internacional que, a decir de su gobierno, tiene hoy España.

En este aspecto, en efecto, no fue triunfalista el presidente sino realista. La posición de España en las grandes cuestiones internacionales sigue siendo irrelevante.