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Monólogo de Alsina: "Como para unas prisas"

Carlos Alsina analiza en Más de uno el último pleno en el Congreso de los Diputados y habla de la crisis del coronavirus. Asimismo, recuerda al recién fallecido Quino.

- Coronavirus España: Confinamiento en Madrid, nuevas medidas del Gobierno hoy, y última hora de la Covid-19

- ¿Cuándo entra en vigor y cuándo termina el confinamiento de municipios si se cumple la orden del BOE?

Carlos Alsina

| 01.10.2020 08:52

Hoy es el día de los mayores. Téngalo presente. Sobre todo si está usted en esa edad incierta en la que le incomoda tener que darse por aludido.

Hoy en nuestra cadena escuchará usted las voces de quienes atienden cada día a mayores que viven en residencias, a personas que no pueden valerse por sí mismas, a otras que sí se manejan solas pero sufren achaques. Geriatras, enfermeras, cuidadores, familiares. Convocados hoy en esta radio bajo el lema 'Os lo debemos'. Igual que se dijo en primavera que salíamos de la pandemia más generosos, más comprometidos, más conscientes, se dijo que salíamos teniendo mucho más presentes lo que significan, y lo que necesitan, los mayores. De lo que se dijo a lo que se ha hecho ya va un trecho que hoy también podremos analizar.

Cuenta Alex Grijelmo en el perfil que ha publicado en El País sobre Quino, el dibujante de Mafalda, que en el año 77, cuando estaba residiendo en Milán, se personó en el consulado de España para solicitar, como hijo de malagueños que era, el pasaporte español. Y que le atendió una funcionaria muy antipática que le dijo: '¿Y usted, con los años que tiene ahora quiere hacerse español?' Quino tenía en aquel momento 45 años, pero a la funcionaria debió de parecerle un vejestorio. Él, por cierto, replicó que con menos años también se le había pasado por la cabeza pedir el pasaporte, pero que había preferido esperar a que Franco se acabara. Y en el 77 ya se había acabado.

Aún no había llegado Rufián para resucitarlo cada miércoles de ceniza en el Hemiciclo del Congreso. Hoy para llamar franquista al PP, mañana para llamar franquistas a los jueces, ayer para llamar franquista al rey. En ocasiones veo franquistas. Hay que entender el desasosiego de Rufián porque anunció en el 2015 que Cataluña sería una República Independiente dieciocho meses después y que él abandonaría entonces su escaño en 2016. Hoy se cumplen tres años del referéndum del primero de octubre, pronto estrenaremos el 2021 y sigue el hombre ahí atrapado en el tiempo, amarrado a la poltrona y sufriendo, estoicamente, el trabajo asfixiante que le toca hacer cada día y el soberano salario que, en justo pago, sigue cobrando.

Cuando ayer le preguntó Casado a Sánchez por la acusación del ministro Garzón al rey (lo de que maniobra contra el gobierno), el presidente le respondió que se inventa amenazas que no existen para erigirse en el defensor de la corona. Y añadió esto.

No concretó el presidente qué fue lo que pasó hace tres años en Cataluña, o cómo lo recuerda la memoria selectiva (a la par que democrática) que tiene su persona. Lo que pasó en 2017 es que fue un trío el que ejerció (no se erigió) de garante no de la unidad de España, sino de la soberanía popular representada en las Cortes. El trío lo formaban Rajoy, Rivera y un tipo alto e indignado con el acto de rebelión que estaba cometiendo el gobierno de Cataluña, cuyo nombre era Pedro Sánchez. Lo que pasó fue que estos tres líderes, de común acuerdo, aplicaron el 155 en Cataluña y eso hizo que aquella rebelión (calificada luego judicialmente como sedición) resultara abortada. El trío, con su acción decidida, preservó la soberanía popular y desbarató la intentona puigdemoníaca. Es el Sánchez de hoy el que reprocha al PP que se celebrara en 2017 aquel referéndum de autodeterminación. Curiosamente a quien ha dejado de reprochárselo es a quienes lo organizaron.

Decíamos ayer: no se confíen. Que se anuncie un acuerdo, o principio de acuerdo, entre la Moncloa y el gobierno de Madrid no significa que mañana no vuelvan a estar a tortas.

Pues ya estamos en ese mañana. El ministerio de Sanidad publica en el BOE la orden que obliga a los gobiernos autonómicos a limitar los movimientos en municipios de más de cien mil habitantes que sobrepasen varios parámetros a la vez de incidencia del coronavirus. Entre esos municipios está el más poblado de España: Madrid. Pero Madrid, el consejero Escudero, ya anunció anoche que no se dan por aludidos. Que la orden no la consideran válida porque no hubo unanimidad ayer entre los gobiernos autonómicos. Votaron a favor del plan del ministro los gobiernos del PSOE y votaron en contra los del PP y el de Cataluña. Bueno, hubo una excepción. Castilla y León, que es del PP (y Cs) apoyó el plan y las medidas. La excepción fue el presidente Mañueco, con el que hablaremos aquí a las nueve.

A los vecinos de Madrid ya no sabe uno qué explicarles. Ni de qué informarles. Hoy nada cambia… en principio. Aunque la orden ministerial es eso, una orden, y el gobierno insiste en que debe ser cumplida. Pregunta: hasta dónde llevará el gobierno su determinación para que todo Madrid tenga limitados los movimientos, ni se entra a la ciudad ni se sale. Dos semanas después de que Sánchez y Ayuso anunciaran su cumbre norcoreana de la distensión, están los dos más tensionados que nunca.

Se preguntará usted: ¿pero no anunció el martes el gobierno de Madrid que había llegado a una cuerdo con el ministro? ¿No era ese acuerdo el que ayer tenían que respaldar los demás gobiernos? Pues sí pero no. Ahora sabemos que no era acuerdo sino principio de acuerdo para seguir negociando. Y ahora sabemos que en el PP se señala a Ciudadanos como artífice del enredo.

Atención porque es la discordia entre los socios la que ahora mismo está descontrolada. Y Casado anoche sembró la semilla de la discordia también en Castilla y León, al achacar el voto favorable de esta región al plan Illa al hecho de que la consejera de Sanidad sea naranja.

La curva de la confusión y el desconcierto sigue en aumento. En homenaje a Quino recordemos aquella viñeta en la que la maestra dice: a ver, el que no lo haya entendido que levante la mano. La levanta Manolito y la maestra le dice: 'Vamos a ver, ¿qué es lo que no has entendido?' Y él responde: 'Desde marzo hasta ahora, nada'. Pues eso. Desde marzo hasta ahora, nada.

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