En siete días, la lotería. En diez, la Navidad. (En diez días les da tiempo a Casado y Ayuso a arruinar para siempre el espíritu navideño del PP y hacerse un remake de Los Roper, qué pareja, oiga; han pasado de ser familia, política, a no llevarse ni como allegados). 'Allegados' fue la relación indefinida que se inventó el ministro Illa para las navidades de hace un año, seguro que se acuerda. Fernando Simón no lo ha olvidado.
A la señora Díaz Ayuso le ha prohibido la dirección nacional de su partido organizar cenas de navidad para militantes, que esto en la tradición del PP madrileño viene a ser como el concierto de Año Nuevo para la Filarmónica de Viena, o sea, una cita ineludible. El equipo de Díaz Ayuso dice que es juego sucio de Casado porque con Ayuso quiere cenar todo el mundo y con él, nadie. Y ella, disciplinada, declara en público que acata la directriz paulina, o pablista, pero no la comparte.
Claro, dice la señora Ayuso, la dirección nacional del PP se ha pasado el año sacando pecho por la política de mi gobierno contraria a las restricciones, viva la hostelería, y ahora viene Casado a defender lo contrario, que se erradiquen las cenas de grupos numerosos. Ayer, de hecho, cuando le preguntó la prensa por esto de suspender las cenas dijo que nada tiene que ver con lo de Ayuso, sino con evitar muertes.
Claro, dice la señora Ayuso, la dirección nacional del PP se ha pasado el año sacando pecho por la política de mi gobierno contraria a las restricciones, viva la hostelería, y ahora viene Casado a defender lo contrario.
Conviene recordar que siguen muriendo personas por covid, en efecto. No tantas como dice Casado, porque el dato de cien corresponde a los últimos siete días, la media está en torno a cuarenta en este momento, pero en efecto sigue habiendo víctimas. Y hospitalizados. Y cada día más contagios. Hay que entender que, si de Casado dependiera, se restringirían hoy las actividades sociales y se pondría tope al número de personas que pueden reunirse. Es decir, al contrario de lo que sucede en Madrid. Que en esta ola, y por cierto, está presentando datos, hasta el día de hoy, mejores que la media nacional. A diferencia de las dos comunidades que peor evolución presentan: Navarra, que triplica la media, y el País Vasco, que se le acerca.
Hay que entender que, si de Casado dependiera, se restringirían hoy las actividades sociales y se pondría tope al número de personas que pueden reunirse. Es decir, al contrario de lo que sucede en Madrid
Entre crecidas se nos va terminando el año
La crecida de los contagios, con el riesgo añadido de la ómicron. La crecida de los precios, con la energía que no escampa. Y la crecida de los ríos que trae de cabeza esta semana a unos cuantos municipios del norte de España.
De la crecida del Ebro, que es el asunto más inmediato que tenemos esta mañana, ya les hemos contado que la punta alcanzó Zaragoza en la tarde de ayer y que va a prolongarse durante toda esta jornada. Aunque el caudal del río es similar al de 2015, cuando la riada, las consecuencias están siendo mucho menores en las zonas urbanas. Sí han resultado muy dañados campos de cultivo.
Crecidas, crecidas, crecidas
Personas hospitalizadas por coronavirus hoy en España, seis mil trescientas. Hace una semana eran cinco mil. Hace dos, no llegaban a cuatro mil. Ésta es la tendencia que presentan los casos más serios de infección, que son los que requieren de ingreso hospitalario. La incidencia acumulada empezó el mes en los doscientos casos por cien mil y hoy está en 412, ésta es la evolución y la tendencia.
Tiene razón el gobierno cuando dice, y lo dice a diario, que si nos comparamos con cómo estábamos hace un año no hay color.
Es verdad. Pero esto es lo que tienen las comparaciones. Que hay que explicar por qué se elige comparar con hace un año. El 15 de diciembre de 2020 la vacunación aún era incipiente. No se habían popularizado los test de antígenos en casa. Sabíamos de las variantes del virus menos que ahora. La situación era tan diferente a la de hoy que la comparación ilustra poco. Por supuesto que estamos mejor que entonces. La cuestión es por qué estamos peor que cuando terminó el verano. O por qué un mes y medio después de que empezara tímidamente a crecer el número de contagios la tendencia no sólo se mantiene sino que se ha acelerado. ¿Con qué queremos compararnos? ¿Con diciembre de 2020 o con octubre de 2021?
Desde hoy, gran novedad, a vacunarse los niños. Con autorización por escrito de los padres, en aquellas regiones donde se vacune en los colegios, o en compañía de ellos si hay que ir al centro de salud o al vacunódromo.
Crecidas, crecidas, crecidas. ¿Y con qué nos comparamos?
Nuevo récord histórico del precio de la luz
El precio de la electricidad mayorista, el odiado megavatio hora, marca hoy récord histórico. Ahí no hay mucha comparación posible. El gobierno ha escogido que comparemos el promedio de la factura doméstica de este 2021 con el promedio de la factura de 2018, porque sostiene que acabaremos viendo que salimos comidos por servidos. Inteligente finta para evitar que nos comparemos o con 2020 o con 2019, porque ahí lo que se ve es que la subida es muy dolorosa.
Al paso que vamos, el año terminará en máximos y el 2022 empezará también ahí. Con el gas tirando hacia arriba del precio de la energía y contagiando el encarecimiento a todo lo demás. ¿Hasta cuándo?, sigue siendo la pregunta. Se la hicimos a la vicepresidenta Calviño aquí hace un par de semanas.
Como mucho la inflación seguiría en los niveles en que hoy está hasta el mes de marzo. El problema es que ya no van por ahí las estimaciones de los analistas. Ni de los Bancos centrales. Ni del propio gobierno. Ahora cunde la idea de que hasta mayo o junio de 2022 no aflojará el precio de la energía. Y por eso el gobierno se resigna a tener que renunciar de nuevo a algunos ingresos del Estado para evitar que la sociedad se asfixie. La subida de precios tiene entre sus beneficiados a María Jesús Montero, Hacienda, porque el IVA no deja de ser un porcentaje sobre el precio que paga el consumidor religiosamente. A mayor precio, más IVA. Pero en el caso de la energía es por ahí por donde vio el gobierno la vía para amortiguar (verbo talismán del presidente) el impacto en la factura eléctrica de esta recta final del año: el IVA del 21% se bajó al 10% hasta el 31 de diciembre. Ahora lo que ya tiene encima de la mesa es prolongar esa situación el primer semestre de 2022. Prolongar las medidas excepcionales en vista de que el subidón de la energía va dejando de ser excepcional para convertirse en permanente.
Que ésa es la preocupación última: que la tendencia que registran los precios, inflación de octubre, 5,4%; inflación de noviembre, 5,6%, no alcance en los meses próximos ni el pico de la curva, que diría Fernando Simón, ni la meseta ni el descenso. En cuyo caso las luces rojas se encenderían en el Banco Central Europeo y entraría en boxes toda la política monetaria.