OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Sánchez redecora su gobierno"

En su monólogo, Carlos Alsina analiza los cambios de ministros y ministras que ha hecho Pedro Sánchez para el nuevo gobierno de coalición con Sumar.

Carlos Alsina

Madrid | 21.11.2023 08:47

Un día más: enhorabuena a los agraciados y el pésame a los depurados. Pobre Miquel Iceta. Nada más echarlo del gobierno sale Sánchez a decir que su nuevo gabinete es de alto perfil político.

Enhorabuena a los agraciados y el pésame a los depurados

Esto es que a Iceta lo veía bajo. Pobre Iceta, el más festivo y vehemente de los pedristas de primera hora, el heraldo de las medidas de gracia (el chorreo que le echaron cuando se atrevió a hablar en favor de los indultos cuando Pedro aún presumía de hacer cumplir la sentencia del Supremo). Primero lo hizo ministro de los funcionarios y luego lo traspasó a Cultura, un ministerio que a Sánchez le importa lo justo; la prueba es que se lo ha cedido al yolandismo.

Pobre Partido de los Socialistas de Cataluña, el mal pagao. Su resultado electoral en las cuatro provincias catalanas marcó la diferencia e hizo posible que a Sánchez le diera la suma (previa entrega de la amnistía a Puigdemont, claro). Sin PSC no habría Sánchez. El premio que obtiene por los servicios prestados es un ministerio menos. Donde había dos sólo queda uno.

Construir con los cascotes un muro que defienda la Conjunción Progresista-Separatista del ataque de los bárbaros. Para puentes, con Óscar nos vale

Pobre Raquel Sánchez, soldado disciplinada que sirvió a sus compañeros barones en bandeja la ley de Vivienda con la que iban a arrasar en las elecciones autonómicas. Perdieron el poder casi todos y ahora lo ha perdido ella. Debe de ser que Sánchez también la veía baja. De perfil político.

Pobre Miñones, esperanza blanca del PSOE gallego; podrá decir que fue ministro un rato. Pobre Héctor Gómez, ministro de entendimientos y gestión tan apreciable que inevitablemente sería, por su jefe, desdeñada. Gómez es constructor de puentes y ahora toca dinamitarlos. Para construir con los cascotes un muro que defienda la Conjunción Progresista-Separatista del ataque de los bárbaros. Para puentes, con Óscar nos vale. Alto perfil político, dice el jefe.

Podemos se repliega a sus cuarteles podcastianos

Quién puede dudar de que le perfil político de Ana Redondo es más alto que el de Irene Montero. Pobre Irene. Pobre Ione. Purgadas, sin atisbo alguno de sororidad, por la comandanta en jefa del minigobierno yolándico (no me lo llamen Sumar porque a la vista está que a Podemos no ha querido sumarlo).

Podemos es poco menos que un espectro por obra y gracia de la líder carismática a la que él mismo regaló el cetro

Podemos se repliega a sus cuarteles podcastianos y aguardará a que llegue la primavera y las elecciones europeas que hace diez años convirtieron en alguien a Pablo Iglesias. El Grillo español, nuestro cinco estrellas. Diez años después, cuatro años gobernando después, Podemos es poco menos que un espectro por obra y gracia de la líder carismática a la que él mismo -tan agudo en sus previsiones- regaló el cetro. Del cetro a la cetrería sólo hay un paso.

El problema de Podemos no es su perfil político, mucho más alto que el de los nuevos ministros yolándicos, el problema de Podemos es lo que enreda. Habrá de reconocérsele, en todo caso, que sin él metido en el paquete, Sumar no habría pasado de ser la marca blanca del PSOE. De hecho, va camino de serlo.

Bolaños ya era el ministro de Justicia de facto. Ahora sólo lo añade a su tarjeta

Enhorabuena a los escogidos porque de ellos será el reino de Pedro. Cuatro vicepresidentas y un solo vicepresidente verdadero. Que a Félix Bolaños lo haya hecho ministro de Justicia es plasmar en el BOE lo que ya era oficiosamente. En la cabeza de Sánchez el ministro de Justicia es el jefe del equipo de ingenieros legislativos que se ocupan de hacer posible cualquier cosa que a él le resulte conveniente. Ahora unos indultos, ahora un Código Penal adelgazado, ahora una soga para maniatar vocales del CGPJ, ahora un portillo para que, maniatados y todo, puedan colocar en el Constitucional a uno de los nuestros.

Para Sánchez justicia es encontrar el truco para que una ley diga lo que a él le conviene que diga

Para Sánchez justicia es encontrar el truco para que una ley diga lo que a él le conviene que diga. Y en eso la trayectoria de Bolaños es impecable. Amnistía incluida. Ya era el ministro de Justicia de facto. Ahora sólo lo añade a su tarjeta. Sin dejar de ser de la Presidencia, escudero de Pedro, y sin dejar de ser de Relaciones con las Cortes, no vaya a pensar nadie que van a dejar suelto a Patxi López.

Y sí, hay que agradecerle a Sánchez que le haya encargado la memoria democrática a otro porque -ya lo dije hace dos semanas- no se puede ser ministro de la Memoria y firmarle a Esquerra Republicana el relato fake del procés que es un insulto a la memoria de cualquiera de nosotros.

No se puede ser ministro de la Memoria y firmarle a Esquerra Republicana el relato fake del procés

Como hay que agradecerle que no se ande con disimulos haciendo portavoz del gobierno a la portavoz de la Ejecutiva de su partido. Total, las ruedas de prensa en la Moncloa son para darle en los morros cada semana a Feijóo, la fijación del gobierno que había y del gobierno nuevo. Las ruedas de prensa en Ferraz eran para lo mismo. Llega Pilar Alegría a su nuevo cometido entrenada. Ministra portavoz del muro.Confío en que le guste Pink Floyd.

La propaganda es un vicio adictivo

La propaganda es un vicio adictivo. El autobombo, aún más. Lo demostró ayer el presidente, incapaz de leer los nombres de sus nuevos ministros sin marcarse un sermoncito previo a mayor gloria de sí mismo. No hay día en que el gobierno no presuma de lo bien que lo hace; no hay día en que no contraponga los recortes de la crisis de 2008 con el gasto público de la crisis pandémica.

De tanto repetir medias verdades va a terminar el presidente creyéndoselas. Es encomiable su empeño en presentar las dos crisis como si fueran idénticas: una lo fue de deuda pública y la otra de producción, la primera se debió a la desconfianza que algunos Estados generaban a los inversores y la segunda a un virus que empezó en China. Pero para Sánchez todo eso da lo mismo: él afrontó la crisis repartiendo ayudas, no como el gobierno de la otra crisis, entiéndase el de su ahora fan Zapatero.

Comisionado para pasar el control de amnistemia

España no es el Reino Unido. Aquí los ex presidentes no resucitan como ministros de Exteriores. Zapatero queda liberado para seguir con sus gestiones discretas. Hablando con gente. Allanando acuerdos. Es un asesor generoso. El nuevo delegado del PSOE en Suiza, sea quien sea, puede pedirle consejo. Porque habrá un delegado del PSOE en Suiza. Comisionado para pasar una vez al mes, ante los verificadores de Puigdemont, el control de amnistemia. La fiscalización externalizada, y deslocalizada, de la actuación del gobierno de España comenzará en Ginebra puede que esta misma semana.

Podrá presentar el comisionado -anónimo, de momento, como los supertacañones extranjeros- un primer cumplimiento: hoy la mesa del Congreso bendice que se tramite la proposición de ley de amnistía que han redactado a pachas entre Waterloo y la Moncloa. La secretaría general de la cámara -atenta, Meritxell- no ve que haya ninguna inconstitucionalidad palmaria. Batan los diputados las palmas, no las manos sino las del Domingo de Ramos.

Spoiler: la ley de amnistía será aprobada por el Congreso

El nuevo secretario general del Congreso, Fernando Galindo le ha puesto alfombra roja al texto que ha hecho posible la investidura de Sánchez por la gracia de Puigdemont. Spoiler: la ley será aprobada por el Congreso. Spoiler: Puigdemont regresará impune a casa. Y spoiler: el Tribunal Constitucional, piense lo que piense de la ley, en ningún caso va a tumbarla.

Está escarmentado el Constitucional de lo que le pasó en 2010. El gobierno de Cataluña, PSC, y el Partido Socialista, al rebufo, sumándose al linchamiento independentista por haberse atrevido a decir la verdad: que catorce artículos del Estatut eran manifiestamente inconstitucionales.