OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Armengol, presidenta hasta que Sánchez quiera"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre las confusas declaraciones por el 'caso Koldo' de la expresidenta balear y actual presidenta del Congreso, Francina Armengol, quien no será destituida de su cargo hasta que Pedro Sánchez lo vea conveniente.

Carlos Alsina

Madrid | 06.03.2024 08:39

Ya queda menos. Ánimo, Patxi. Ánimo, vicepresidentas uno y tres. Ánimo, Santos. Ánimo, Alegría. (Alegría, la ministra portavoz, cada vez más curtida en el mitin semanal contra el PP del Palacio de la Moncloa). Ánimo, que sólo quedan veinticuatro horas de padecimiento.

El president en el exili Puigdemont se dejará amnistiar

Mañana el Partido Socialista se sacudirá la presión de la koldo-noscopia a que la prensa le tiene sometido, se sacudirá la indigestión que le produjo el naufragio electoral (a lo prestige) en Galicia, y anunciará gozoso a la sociedad española, urbi et orbi, quién sabe si con fumata blanca vaticana (en un hermoso guiño del ministro Bolaños al Papa), que al fin el president en el exili Puigdemont se deja amnistiar.

Puigdemont se deja amnistiar y amnistía él, a su vez, la legislatura y al presidente al que él mismo invistió en el regazo protector de la señora Nogueras

¡Aleluya!, entonen los monjes de Montserrat un cántico redentor que haga llorar de orgullo a la Moreneta. ¡Aleluya! Puigdemont se deja amnistiar y amnistía él, a su vez, la legislatura y al presidente al que él mismo invistió en el regazo protector de la señora Nogueras. ¿Qué dice usted, ministra?

La mancha de corrupción, con amnistía se quita

Cerca, cerca. Ya llega. En menos de lo que dura un día estallará en júbilo el PSOE. Habemus amnistía, totus tuus, Boye. A quién le puede interesar un Koldo, un Ábalos, un Aldama, teniendo, al fin, amarrada una amnistía. Españoles, menos hurgar en las mascarillas del pasado y más obligarse a convivir con los puigdemones para labrarnos juntos el futuro. La mancha de corrupción, con amnistía se quita. Y ya no está verde, que no. La nueva amnistía está madura.

¿Cómo será, para que a Puigdemont le valga? ¿Qué nuevos accesorios le habrá añadido el gobierno para proteger al huído de la acción de la Justicia? Españoles, a reconciliarse. Ya ha avisado el ministro en el Senado, cámara de representación de la sociedad española (tan de representación social como el Congreso): o le aplaudís la amnistía o seréis tachados de anticuados y amantes del conflicto.

La España de los buenos y los malos. El Senado es bueno si abraza la amnistía. Si la rechaza, malo

La España de los buenos y los malos. El Senado es bueno si abraza la amnistía. Si la rechaza, malo. Lo expuso Sánchez, más crudamente, cuando los indultos. ¿Se los apoyas? Eres buen ciudadano. ¿Se los criticas? Revanchista, justiciero, rencoroso, ¡mal ciudadano!

¿El acuerdo con quién? ¿Con quién va a ser? Con el amnistiado. Bendito sea Puigdemont, que le da una alegría al gobierno koldo-atragantado.

Bendito sea Puigdemont, que le da una alegría al gobierno koldo-atragantado

El gobierno es ejemplar, proclamó el gobierno (siempre elogiándose a sí mismo) en su mitin semanal contra el PP en la sala de prensa de la Moncloa. Gobierno ejemplar, ¿por qué? Si esto de la trama koldo era un asunto que no afectaba en nada al gobierno, ¿no era eso? Koldo cesó en el ministerio en 2021, Ábalos era un diputado raso, fue el partido el que le reclamó el acta y fue el partido quien lo desterró al grupo mixto. Con Koldo, todo lo más, se habían tomado una caña en La Chalana altos cargos del actual ministerio de Transportes, pero vamos, todos limpios.

Puertos del Estado engañó a Hacienda

Hasta ayer, koldolandia era una cosa del pasado. De cuando Ábalos mandaba en todo. Hasta ayer, porque ayer rodó la primera cabeza de un alto cargo de ahora. Secretario general de Puertos del Estado, de apellidos Sánchez Manzanares y nombre, Álvaro. Alvarito para amigos y conocidos. Es el que le dice a Koldo en una conversación telefónica ‘macho, eres un degenerado, siempre me pillas cuando estoy con tías’. Oye, confianza había. Pero no ha caído por ser colega de Koldo sino por haber mentido.

Puertos del Estado le dijo a Hacienda que no había tenido relación alguna con Víctor de Aldama. Vaya que no, dice Hacienda, si se le adjudicó la compra de mascarillas personalísimamente a él, el verdadero adjudicatario, lo de la empresa Sociedad de Gestión vino luego, como vehículo para una operación comercial ya asignada. Puertos del Estado engañó a Hacienda.

El secretario general ha sido destituido por el ministro. El presidente del organismo, de momento aguanta. Y la ministra de Hacienda, responsable del departamento que ha cazado a Manzanares en un renuncio, en lugar de presumir de ello nos coloca el cuentito éste de que es una restructuración del ministerio.

Contradicciones en declaraciones. Así llama la ministra de Hacienda a mentirle a Hacienda. Cambios en muchos ministerios. Chúpate ésa. O chúpate el dedo, tú eliges.

Armengol cae si a Sánchez le conviene que caiga

Quien no cae es Francina Armengol. Sigue siendo presidenta del Congreso. Lo va a seguir siendo. Aunque arrastrará, así es la política, el peso de las mascarillas koldonianas el resto de su mandato. Puede que lo peor de esta historia sea que todo el mundo tiene claro que si Armengol sigue siendo presidenta es porque Sánchez ha decidido que siga. Y que si alguna vez cae será porque a Sánchez le convenga que caiga.

La manifiesta dependencia jerárquica de la presidenta del Congreso respecto de la presidencia del gobierno es una de las graves anomalías

La manifiesta dependencia jerárquica de la presidenta del Congreso respecto de la presidencia del gobierno es una de las graves anomalías que arrastra la vida pública española -mucho más cruda esta anomalía que el horario nocturno de los restaurantes, se ponga Yo Yolanda como se ponga-.

Rompió su silencio con una intervención mal preparada

Después de guardar silencio durante diez días, Armengol lo rompió con una intervención tan malamente preparada, y peor expuesta, que se revolvieron en su tumba los insignes oradores que poblaron la Cámara que ella hoy preside. Tuvo momentos en que pareció que la hubiera poseído Rajoy.

Y seguramente insistió más de lo necesario en recordar al público presente que las Islas Baleares se llaman así porque son islas.

Pudo haber comparecido con un discurso más ordenado, con más información precisa y menos ay que ver cómo me siento, con una respuesta clara a la pregunta que sabía que le caería: quién llamó desde Madrid para ofrecer las mascarillas de los koldos.

Llegaban propuestas de diferentes empresas. De acuerdo. Pero esta empresa en concreto, Soluciones de Gestión, ¿llamó ella para ofrecerse o llamó Koldo para ofrecerla? Por algún motivo, esta pregunta sigue sin respuesta.

La trama estaba enraizada en la propia administración

Armengol dijo ayer algunas cosas que son muy ciertas. Por ejemplo, que a toro pasado, en 2024, es fácil perder la perspectiva de cómo se compraban mascarillas en 2020: la angustia, la urgencia, la carrera por no quedarte sin material y la legión de espabilados que vio ahí la oportunidad de hacer negocio.

Lo que diferencia a Koldo de los otros casos es que aquí el conseguidor era el hombre de confianza de un ministro, que su trama estaba enraizada, por tanto, en la propia administración y que el tipo se compró unos pisos con la tajada que le sacó a su enorme influencia. El hombre fuerte del ministerio estaba en el ajo y su buen amigo Aldama hizo fortuna con adjudicaciones a medida que le dieron para comprarse tropecientos coches sin llegar a declarar IRPF, presuntamente.

Tiene razón Armengol en que la presidenta de un gobierno autonómico no está en el detalle de las compras que hace uno de sus departamentos. Y que la corrupción es una cosa y la negligencia en la ejecución de un contrato, otra.

Ábalos es el responsable político de la corrupción koldoniana

A Ábalos lo ha repudiado el PSOE porque le consideran mentor, creador, de esa criatura llamada Koldo. Por acción, promocionándole, y por omisión, dejándole hacer. Ábalos es el responsable político, admite el PSOE, de la corrupción koldoniana. Lo de Armengol es otra historia. Con lo que hasta ahora hay sobre la mesa, cabe achacarle que un departamento del gobierno que presidía fue negligente en la ejecución de un contrato público. Le colaron mascarillas que no eran, y además caras, y estuvo lento en la reclamación a los espabilados que le habían tangado.

Con lo que hasta ahora hay sobre la mesa, no cabe achacarle ni connivencia con los koldos ni haber dejado hacer a los corruptos. Sólo si llegara a probarse que su gobierno tuvo trato de favor con la trama, a sabiendas que estaban repartiéndose mordidas y en perjuicio del presupuesto público, cabría imputarle confabulación.

Armengol se duele de que el PP trate de enfangarla y ella hace los mismo con Prohens y Tellado

Pero la doctrina de la responsabilidad política por la negligencia de tus subordinados la defiende su partido cuando quien está bajo sospecha es del partido de enfrente. En esa rueda se han metido todos. Y entre todos. Armengol se duele de que el PP trate de enfangarla y de inmediato ella hace los mismo con Marga Prohens y con Tellado.

El comodín de el nombre de Tellado aparece en el sumario es un truco de quinta regional que el PSOE está exprimiendo por encima de sus posibilidades

Si ayer se hubiera quedado en la defensa de su propia gestión habría sido una comparecencia comprensible. Mal resuelta, pero comprensible. En cuanto se apuntó al ‘y tú, más’ (o el ‘y tú, yo’ aquello se convirtió en el revoltijo de siempre. Si ella no ordenó beneficiar a una empresa determinada, tampoco parece que esté en condiciones de probar que lo hizo su sucesora. Y el comodín de ‘el nombre de Tellado aparece en el sumario’ es un truco de quinta regional que el PSOE está exprimiendo por encima de sus posibilidades.

No es cómodo presidir el Congreso y que el principal grupo de la Cámara vaya a por ti. Pero precisamente porque lo es, presidenta del Congreso,no puede agarrar un micrófono para arremeter contra uno de los grupos parlamentarios de la cámara. La presidenta indignada no puede acabar a la altura de lo que tan indignadamente denuncia. Son gajes del oficio, presidenta.