CON JAVIER CANCHO

#HistoriaD: El Renacimiento médico

Javier Cancho cuenta los orígenes de la sanidad pública basados en la profesionalización de la asistencia sanitaria durante el siglo XVI, donde España, con sus médicos humanistas, fue pionera.

Javier Cancho

| 13.12.2022 12:20

No es un asunto del que se tenga conciencia. Sucedió en los albores del siglo XVI. En aquellos tiempos lejanos, fue planteada la medicina humanista. En aquel ímpetu renovador, resultó decisiva la influencia de dos personajes fundamentales: el filósofo Luis Vives y el cardenal Cisneros.

La dignidad del enfermo se consideró necesaria hace 500 años. Desde esa premisa se dio desarrollo a la medicina en territorio español, pero también en las Américas.

La red universitaria y hospitalaria -que se creó- superaba la de todas las potencias coloniales juntas. No había comparación posible. Fue una revolución. Fue una aportación decisiva al mundo; aunque, el paso del tiempo la haya ocultado por la sombra del olvido y los intereses en el relato de la Historia.

Pero, los documentos acreditan que hubo una sanidad pública, abierta a los pobres. Con un punto de partida: la cátedra de medicina de la Universidad de Alcalá de Henares, en la que los pobres podían estudiar con algo parecido a lo que hoy llamamos becas.

Era el año 1514. Previamente, en 1492 había sido la expulsión de los judíos. Los judíos, sobre todo, pero también los moriscos, habían conservado parte del saber milenario sobre el cuidado de los enfermos. Sin ellos, sin los expulsados, hacían falta especialistas.

El planteamiento coincide con los inicios de una nueva época en la historia de la humanidad. Era el final de la Edad Media, era el comienzo de la Edad Moderna. En los territorios españoles, un doctor en medicina tardaba más de una década en formarse. No había en el mundo médicos más preparados.

Para 1640 ya había diez universidades en los virreinatos de América. Cuando se fundó la Universidad de Harvard, las universidades españolas en América ya estaban abiertas a los nativos y los mestizos. Algo impensable en la concepción anglosajona.

Acabado el aprendizaje, habiendo aprendido latín y griego, se había formado médicos, pero también humanistas.

Los médicos cobraban un salario de unos 10.000 maravedíes. Mientras los barberos cirujanos no ganaban más de mil. Los barberos cirujanos cortaban el pelo, sacaban muelas y recomponían al estilo del medievo una pierna rota. También trepanaban cráneos para quitar la locura o el dolor de cabeza. Los médicos humanistas españoles tenían otra intención y otra consideración.

Pero, la crisis del siglo XVII obligó a los hospitales a reducir costes. Y los barberos y sus sangrías contribuyeron a prefigurar la figura del médico asociada al matasanos desvirtuando a quienes habían tratado de profesionalizar la medicina. Aquellos humanistas que trataron a reyes y a pobres.