CON JAVIER CANCHO

Historia del monstruo de Toluca

El monstruo de Toluca mataba mujeres en el estado de México y mientras la Fiscalía ofrecía una recompensa por información que facilitara su captura, mientras, él se mantenía activo en las redes sociales. Se mostraba desafiante, proclamando que para atrapar a un criminal hay que pensar como él. Se sentía realizado en el papel de asesino en serie, hasta el punto de colgar en su perfil las fichas policiales de búsqueda de tres jóvenes desaparecidas a las que ya había arrebatado la vida. Las mostraba como si fueran sus trofeos.

Javier Cancho

Madrid | 14.01.2020 11:40

Esta es la historia de un asesino en serie en los tiempos de la virtualidad

También es la historia de una mujer que mantuvo contacto con el sociópata durante más de dos semanas tratando de ayudar a la policía para que pudieran localizarle. Esa mujer hablaba con el criminal en un chat privado. Se trata de una activista contra la violencia machista. Es una psicóloga que se hace llamar Frida Guerrera. Frida ha contado después del arresto del monstruo que hablando con él percibía que es un tipo lleno de ira y, sobre todo, ávido de atención. Él le contó a ella, con todo detalle, con mucha explicación, cómo torturó hasta la muerte a varias de sus víctimas.

Se comportaba como un depredador de mujeres a las que pretendía humillar primero para asesinar después. El monstruo de Toluca, Óscar García Guzmán fue detenido en diciembre. Se le buscaba desde octubre, desde que se le relacionase con la ausencia de una joven llamada Jessica Jaramillo. El día de su desaparición Jessica había ido a la Universidad. La policía terminó encontrando el cuerpo de Jessica en casa del asesino.

Pero, además, en el patio trasero de la vivienda se descubrieron enterrados otros dos cuerpos. El monstruo de Toluca presume de haber asesinado a seis muchachas. Y probablemente habría cometido algún crimen más si no hubiera sido por la activista. Frida le escribió un mensaje privado a través de Facebook. Ella le retó a que la buscase porque -si lo hacía- le estaría esperando. A partir de ese momento, durante dos semanas, la activista estuvo conversando con el criminal. Aunque él tomaba precauciones para que su geolocalización no fuera detectada.

El monstruo de Toluca es un asesino vanidoso cuya satisfacción crecía recreándose en los detalles sobre cómo mató a seis jóvenes y sobre el momento en el que asesinó a su propio padre. La activista Frida Guerrera le describe como alguien que había amplificado en su interior un relato machista sobre cómo son las mujeres. Con su madre conversaba desde la cárcel poco después de ser detenido.

El año pasado, sólo en México fueron asesinadas 900 mujeres, según cifras oficiales. Son más de dos casos al día. Allí, el feminicidio debería ser tomado como una emergencia nacional.