¿Qué siente un pirómano antes, durante y después de provocar un incendio? La pregunta no es sencilla, porque no estamos ante un delincuente común y es imposible entrar en su cabeza. José Gil Martínez, psicólogo clínico, lo explica en Onda Cero: "El pirómano es una persona que solo experimenta placer. Es igual que el cleptómano o el ludópata: experimenta placer en esa conducta".
El especialista insiste en que la piromanía es un trastorno mental muy concreto, minoritario y muchas veces malentendido. "En España no debe de haber más de 100 pirómanos diagnosticados como tal", asegura. "Cuando oí que habían detenido a casi 40 personas este año por incendios, dije: sí, pero de todos ellos solo un 1% o 2%. Muy poca gente es pirómana auténtica. Los demás son delincuentes incendiarios".
El proceso mental: antes, durante y después del fuego
Según Gil Martínez, el impulso piromaníaco aparece ligado a momentos de vulnerabilidad psicológica: "Este trastorno aparece cuando el estado de ánimo es más bajo. La persona experimenta cierta euforia, cierta elevación del ánimo, cierto poder sobre la naturaleza". Esa sensación, explica, puede llegar a ser tan intensa que incluso se traduce en placer físico: "En algunas personas llega a provocar incluso un orgasmo, porque el placer es tan exagerado, ese control… Probablemente en su vida personal no tienen ningún control sobre nada, y en ese momento están experimentando euforia".
Existen dos perfiles de pirómanos: aquellos que buscan notoriedad y los que actúan en silencio. "Algunos avisan antes o después, porque quieren un realce social, enaltecer su ego, ser reconocidos por su vanidad. Otros, sin embargo, solo experimentan placer y no lo cuentan a nadie", diferencia el psicólogo.
El fuego, además, se combina a menudo con factores externos como el alcohol. "El consumo de alcohol desinhibe la parte frontal del cerebro, animaliza a la persona, y esa euforia es mayor", advierte Gil Martínez. "Entonces, instintivamente, la persona provoca el incendio como una forma de control y de afirmación de su propia personalidad".
Detectar y tratar a un pirómano
Los pirómanos rara vez buscan ayuda por sí mismos. "Normalmente, son diagnosticados directamente por la policía", explica el psicólogo. "Además, es el juez quien indica en la pena que deben someterse a un tratamiento, que tienen que llevar una psicoterapia para que eso no se pueda volver a producir. Pero realmente en sus comunidades saben quiénes son".
El abordaje terapéutico es complejo porque la mayoría presentan limitaciones cognitivas o retraso mental. "No solo es complejo por sus límites mentales, también porque suelen haber sufrido burlas o acoso. Hay que socializarlos, darles alternativas laborales, enseñarles estrategias de autocontrol interno y, a nivel emocional, identificar y canalizar sus emociones adecuadamente", subraya.
El fuego, en estos casos, no es un simple acto de destrucción, sino un mecanismo de escape y de satisfacción inmediata. Un impulso minoritario, pero devastador, que revela hasta qué punto el fuego puede convertirse en un placer patológico.

