LA BRÚJULA

Banda Sonora: Nixon (1955)

Pablo Pombo presenta en La Brújula con Rafa Latorre una película dirigida por Oliver Stone en 1955 y que relata una presidencia marcada por las cloacas del poder,y la vincula con la actualidad política.

ondacero.es

Madrid |

Bajo la batuta de John Williams, la película "Nixon" (1995), dirigida por Oliver Stone y protagonizada por Anthony Hopkins, vuelve a poner en primer plano la compleja figura del expresidente estadounidense y la maquinaria de poder que lo rodeó. Esta obra, cuya banda sonora ha sido elogiada por su calidad, sirve como excusa para reflexionar sobre la lógica de las conspiraciones políticas, el factor humano en la toma de decisiones y la oscuridad de las llamadas "cloacas del Estado".

El factor psicológico: paranoia y pulsión autoritaria

La película retrata a Nixon como un líder marcado por la paranoia y una pulsión autoritaria. No todos los líderes recurren a las artimañas más sucias, pero en el caso de Nixon, la creencia de estar por encima de los límites y una inclinación narcisista lo llevaron a ver enemigos personales en sus adversarios políticos. Esta arquitectura psicológica deriva en un ejercicio brutal del poder, donde la supervivencia y la autoimagen prevalecen sobre el bien común.

"Ya conoces a la prensa. A esos tipos, a los liberales de ahí fuera. Están ahí intentando averiguar cómo destrozarme", expone uno de los diálogos de la película.

La brutalidad como método y el entorno presidencial

La gestión de las filtraciones y los problemas internos se aborda con una lógica implacable. Para Nixon, la respuesta debía ser "brutal", justificando actuaciones extremas inspiradas en episodios históricos de represión. El entorno presidencial, lejos de ser un grupo de colaboradores, se convierte en un ejército de servidores diseñados para aplicar y diseñar la brutalidad desde la cúspide del poder.

Las cloacas del Estado: creación y funcionamiento

La película ilustra la creación de una organización paralela, los llamados "fontaneros", encargados de evitar filtraciones y aplastar a cualquier adversario, incluso hasta la muerte civil. Estas estructuras, diseñadas y aprobadas desde la cúspide del poder, operan al margen de cualquier control democrático y convierten a los servidores públicos en instrumentos de represión.

- "Podríamos crear nuestra propia unidad de inteligencia aquí mismo, dentro de la Casa Blanca.

- ¿Una unidad para evitar las filtraciones?

- Sí. Seríamos fontaneros.

- Esa idea me gusta, sí, me gusta", expresa otra cita del filme.

Evasión de la transparencia y ataque a la justicia

Nixon y su entorno buscan evadir la transparencia y la rendición de cuentas, recurriendo al silencio y la represión de quienes investigan. Cuando la justicia avanza y amenaza la impunidad presidencial, la reacción es atacar la integridad del poder judicial, intentando cesar a fiscales y responsables de las investigaciones.

El desenlace: justicia y caída del presidente

A pesar de los intentos de manipulación y represión, la democracia y la justicia logran avanzar. Cuando la Corte Suprema interviene y la opinión pública se vuelve mayoritariamente en contra, Nixon se enfrenta a su último límite. La única salida razonable es la dimisión, aunque incluso entonces se plantea la posibilidad de una deriva irracional hacia el enfrentamiento civil.

La dimisión de Nixon, forzada por la falta de apoyos y la presión institucional, supuso una victoria de la democracia y dejó una cicatriz indeleble en la historia de Estados Unidos. Su salida fue doblemente justa: se hizo justicia porque la democracia prevaleció y porque el presidente terminó en el lugar histórico que le correspondía.

La revisión de esta película no solo es un ejercicio cinematográfico, sino una reflexión sobre los peligros de la deriva autoritaria, la opacidad y la instrumentalización de las instituciones, y se relaciona de lleno con la actualidad política en España. La justicia, aunque lenta, avanza, y la democracia demuestra que posee recursos para protegerse de quienes la amenazan desde dentro.