Más que afines, Trump tiene una feligresía, también en España, que como un rebaño pastueño te va explicando que cualquier disparate es una jugada maestra. En esto, ya ven, se parecen a aquellas camisas amarillas del frenopático del procés.
Dice la feligresía que Trump es un negociador brutal, pero eficaz. Por ahora sólo se ha demostrado como un negociador errático y contradictorio y el único resultado que por ahora ha cosechado es el desconcierto en los mercados, que empiezan a dar síntomas de una enorme desconfianza.
Los inversores no saben a qué atenerse. Este es el efecto de los aranceles intermitentes o los aranceles a capricho de Trump. La pura inseguridad jurídica que ahuyenta al inversor. La enésima amenaza arancelaria se la ha propinado ahora a Rusia, en lo que es el movimiento diplomático más desquiciante de su actual mandato y que habrá provocado algún latigazo cervical.
El presidente Trump dijo que estaba “considerando seriamente” imponer lo que llamó sanciones “a gran escala”, así como aranceles, contra Rusia hasta que se alcance un alto el fuego y un acuerdo de paz en Ucrania. En una publicación en su sitio de redes sociales, Trump dijo que estaba considerando tomar medidas “basándose en el hecho de que Rusia está 'machacando’ a Ucrania en el campo de batalla en este momento”.
Así que primero, deslegitima a Zelenski, ciega al ejército ucraniano, apaga su red de comunicaciones y expone a sus tropas y a su población civil a una masacre, y ahora pretende disuadir a Rusia mediante un pellizco de monja comercial. Este es el genio, un genio que tiene enloquecido a su propio gobierno.
Otro bandazo de Donald Trump. El presidente dijo que envió una carta al gobierno iraní en busca de negociar un acuerdo para evitar que Teherán adquiera un arma nuclear. La Casa Blanca no difundió la carta ni describió más su contenido. Los comentarios de Trump, transmitidos el viernes por Fox Business, son otro cambio radical. Fue él en 2018 quien se retiró del acuerdo nuclear con Teherán que fue el logro emblemático de política exterior de su predecesor, Barack Obama.
Más desconcertante, por vertiginoso, es la amenaza a Rusia con sanciones y aranceles “a gran escala” para forzarla a negociar con Ucrania. La Unión Europea ha decidido no esperar a averiguar cuál de las opiniones de Trump es la definitiva y entiende que mientras que el Canal de la Mancha se ha estrechado atrayendo de nuevo al Reino Unido al continente, el Atlántico es ahora un abismo insalvable y conviene procurarse una defensa para un mundo distinto en el que la Unión Europea está sola o con nuevos aliados.
La UE se apoya en el Reino Unido, Canadá, Turquía y Noruega para fortalecerse. Von der Leyen y Costa explican el histórico proyecto europeo a Trudeau, Starmer y Erdogan. Esto lo interpreta la Rusia de Putin como una amenaza. Estas son las profecías autocumplidas del nacionalismo. Provocan la realidad que dicen querer evitar. Putin argumentaba que había invadido Ucrania para frenar la escalada militarista de los países de la OTAN y eso es lo que ha conseguido con la invasión.
Y Rusia se siente aún más amenazada así que amenaza con más fuerza. Es el círculo vicioso del mundo sin reglas de orden de las potencias.
¿Y España cómo va a conseguir la proeza de aumentar su gasto militar hasta que alcance el 2% del PBI? Desde luego no con el apoyo de Sumar, que ya considera que el gasto en Defensa está disparado (eso dicen en el país con menos gasto militar relativo de la OTAN). Así que volverá a ocurrir: Sánchez mirará a Feijóo para las políticas de Estado. El líder del PP ya le ha dicho que con un llamada no es suficiente.
Mañana es 8M. Por la discreción con la que se está anunciando este día otrora multitudinaria, transversal y vertical, se diría que algo ha cambiado. Es verdad que es un aniversario un poco feo. Porque los que tiene una memoria estrábica prefieren olvidar lo ocurrido hace 5 años. Ya existen todos los indicios de que una pandemia se había extendido por todos los países del mundo. Hacía una semana que se había suspendido el carnaval de Venecia.
Dio igual, la coalición del PSOE y Podemos frenó cualquier medida preventiva para darse el gran baño propagandístico. Un baño que pretendían de masas, porque contraviniendo todas las recomendaciones sanitarias animaron a todos a manifestarse festivamente y sin restricciones. Hasta involucraron a Fernando Simón en la tarea. Sí, el experto epidemiólogo que vaticinó que habría a lo sumo dos o tres casos de COVID en España.
Es que estos, que entonces tacharon al gobierno de Madrid de alarmista por cerrar los colegios, quieren ahora erigirse en memoria viva de la pandemia y pretenden dictar lo que los españoles deben o no recordar apoyándose en su tarea de muchos euros de inversión pública. Por supuesto que negaron cualquier riesgo hasta pasado el 8M, pero prefieren que no quede ni rastro en las memorias.
Pero en lo que respecta a la lucha feminista, ¿qué ha ocurrido en estos años? Bueno, por de pronto tres de los cinco condenados por la violación de la Manada se han visto beneficiados por una ley impulsada por aquellas que quisieron patrimonializar el feminismo en general y el 8M en particular. ¿Eso desgasta?
Este año se produce, además, otra circunstancia, y es que no hay partido de izquierdas, que son los que se ponen más campanudos con el tema, que no tenga su escandalazo sexual. Errejón en Sumar y Monedero en Podemos. Ambos han descubierto abruptamente que igual sí que existen las denuncias falsas después de años negándolo. También sus respectivos partidos han demostrado mayor celo a la hora de perseguir conductas inapropiadas cuando las han cometido otros militantes o dirigentes de otros partidos y cuando reciben denuncias de los suyos prefieren evitar el escándalo. Eso produce cierto desgaste, normal.
¿Y que decir de Ábalos? Que si lo que vamos conociendo de las investigaciones judiciales están en lo cierto, estaba por convertir a sus chicas de compañía en trabajadoras públicas. Ha sido muy interesante escuchar a Carmen Calvo. Ya saben que Calvo pertenece a eso que llaman feminismo clásico. Ella argumenta que el PSOE no puede ser queer y que negar la existencia del sexo biológico es tanto como se terraplanista.
