Más vale una vez colorado que ciento amarillo, ha debido pensar el Gobierno y por eso ha colocado su nueva previsión de crecimiento económico en la estimación más baja de las instituciones económicas. Nadia Calviño ha colocado la nueva Brújula del PIB en el 4,3%, por debajo de lo esperado por el FMI, por debajo de lo anunciado por el Banco de España y al mismo nivel que lo previsto por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal.
Así que no es extraño que la Autoridad Fiscal avale las previsiones del Gobierno, son las suyas. La vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño, ha esperado a los datos de la EPA, con 100.000 ocupados menos, a los datos de inflación, en el 8,4% y, sobre todo, a la Contabilidad Nacional, que muestra un frenazo en seco de la economía española en el principio de año para anunciar su nuevo cuadro macroeconómico.Y es que de enero a marzo el PIB español solo creció un 0,3%.
El Gobierno lo achaca a la incertidumbre generada por la Guerra en Ucrania, pero también está la elevada inflación, por el aumento del coste de la energía y de los alimentos y lo que es más importante, la intensa caída del consumo, que retrocedió un 3,7% en el primer trimestre. Las familias de nuevo se aprietan el cinturón. La incertidumbre, la inflación, los efectos de la guerra se extienden también por el resto de Europa.
El PIB de Francia se estancó en el primer trimestre, el de Italia incluso se contrajo dos décimas. Al menos, Alemania, por ahora, esquiva la recesión y sube dos décimas, como la eurozona. Claro que todo a expensas de lo que pase con el suministro de gas.Entre toda la catarata de datos y cifras de la jornada otros dos apuntes, la actividad del turismo multiplica por ocho la que había el año pasado y en cuanto al empleo, para ver la tasa de paro española en el 10% habrá que esperar, habrá que esperar hasta el 2025.
