China abrió el camino en esto de la Covid. Fue el primer país en caer en la pandemia con el descubrimiento de la Covid en Wuhan. Fue el primer país en entrar en crisis, el primero en superar la enfermedad y el primero en iniciar la recuperación. Bien. China también es el primero que se enfrenta a un frenazo en el ritmo de recuperación económica.
La economía china crece en el tercer trimestre menos de lo previsto, avanza un 4,9%. Nota la resistencia del encarecimiento energético, de la crisis de suministros y de como se tambalea su sistema inmobiliario.
Los inversores se palpan los bolsillos. Y las bolsas marchan más coloradas que el libro rojo de Mao. No les gusta lo que ocurre tras la Gran Muralla pero tampoco lo que pasa en Europa. Por ejemplo, sube de tono la polémica sobre la obligatoriedad o no de que los trabajadores se vacunen contra la Covid. En España, la PIMEC, la patronal de pymes de Cataluña lo defiende, en Italia hay manifestaciones en contra
Además, la Confederación de Pequeñas y Medianas empresas, alerta del endurecimiento de la financiación. Los bancos dan cada vez menos créditos a las pymes, el nivel ha regresado al que había en 2010. Menos crédito y más costes son mala combinación y no pueden hacer feliz a nadie.
A todo esto, la Seguridad Social reforma el Ingreso Mínimo Vital y sobre la Ley de la Vivienda, la izquierda encabezada por Yolanda Díaz, Ione Belarra y Ada Colau, quieren edificar su plataforma política.
Y lo que no termina de ver la luz es la electricidad. Gazprom, el gigante ruso del gas, se resiste de nuevo a reservar capacidad en el gasoducto que atraviesa Ucrania. Sigue la geopolítica energética. Y a esta hora el megavatio de electricidad alcanza el máximo de 280 euros. Octubre según la OCU será el mes con el coste más alto de la historia y una familia media pagará más de 100 euros en el recibo de la luz.