La cuestión del teletrabajo ha anticipado un cambio que "probablemente hubiera sido a medio-largo plazo de años, que se ha concentrado en tres meses", dice Ángel Barbero, profesor de Tecnología Digital de la AEA Business School. Esta celeridad también ha facilitado la eliminación de "muchas barreras" porque "no había otro opción".
El principal problema que distingue el profesor Barbero es que "no todos los trabajos son susceptibles de hacerse remoto", pero que también es verdad que "se ha incorporado en algunos trabajos que no pensábamos que se pudiera hacer de esta manera".
La regulación de esta nueva forma de trabajo aún se está regulando, y algo que se debe de "cuidar" y que el trabajador "tiene que saber" es que "sus derechos están garantizados". A la vez que las empresas necesitan saber de alguna manera que "el trabajador sea capaz de trazar el trabajo que hace". "La cuestión está en saber en cómo ese trabajo se convierte en producción y, luego, en dinero".
Barbero indica que se deben de replantear los "modelos empresariales" y el "método de trabajo". "Las empresas realmente habían creado necesidades artificiales de un modelo laboral que tiene mucho más que ver con las personas y con estilos de gestión antiguos, y que llevado a lo digital se ha podido hacer sin ningún problema".
No obstante, el profesor señala que "el precio puede ser costoso" porque "estando en nuestro espacio personal estamos en un momento en el que no sabemos si estamos en nuestra casa o en el espacio de trabajo".