Opinión en La brújula

Las carta de Ónega a Jim Mattis: "Acusó a Trump de dividir el país, cosa que hacían los nazis"

Fernando Ónega dedica su carta, en La brújula, al general Jim Mattis, ex secretario de defensa, por sus palabras contra las acciones que tomó Donald Trump para paliar las protestas contra el racismo.

Fernando Ónega

Madrid | 04.06.2020 23:24

Buenas noches al general Jim Mattis, que fue secretario de Defensa, jefe del Pentágono, de los Estados Unidos. Le escribo a usted, lejano y para mí desconocido militar, porque me parece que representa la tensión que vive el ejército norteamericano por culpa de ese presidente que tienen y que quiso enviar a las Fuerzas Armadas a reprimir las manifestaciones.

Duros reproches contra el presidente Donald Trump

Su dureza contra el presidente, general Mattis, quizá no tenga precedentes. Le reprochó inmadurez. Lo consideró una amenaza para la Constitución. Entiende que militarizar la respuesta a las protestas populares crea un falso conflicto entre la sociedad civil y el estamento militar. Y lo acusó de dividir al país, cosa que hacían los nazis. No le llamó nazi directamente a él, pero sí a su política. Supongo que Trump, aunque esté ciego de ira, ha tomado nota de todo eso y ha empezado a decir que a lo mejor la intervención de las Fuerzas Armadas ya no es necesaria.

Desde la lejana España quiero expresarle, general, un par de admiraciones. La primera, hacia usted, por su valor de enfrentarse a quien es en Estados Unidos el comandante supremo de los ejércitos. En otros países, y no quiero señalar, sería motivo para sancionarle, suspenderle y quizá llevarlo a los tribunales. La segunda, por esa libertad de expresión de que disfrutan los americanos para revolverse contra los abusos de poder. Es una libertad limitada, porque todo el que discrepó de Trump ha sido fulminado, pero usted no está en su entorno ni su sueldo depende de él y de sus caprichos.

Si usted consigue que Trump se haga razonable; si usted, con sus durísimas palabras, le hace pensar, sencillamente, en su responsabilidad, no le habrá prestado un servicio solamente a su país; se lo habrá prestado a la Humanidad. Porque ese inmaduro presidente al que no le molestaría que hubiera un baño de sangre con tal de poner su rodilla en el cuello de los manifestantes, no es que divida a la sociedad americana. Es que tiene imitadores en otros países. Y quien es capaz de mandar al ejército contra su pueblo, algún día lo puede mandar contra el resto del mundo. Y con armamento nuclear.