Reflexionamos sobre este tema a raíz de la sentencia de un juzgado de lo Social de Barcelona que establece que el expresidente de Catalunya Caixa Adolf Todó y el ex consejero delegado Jaume Masana deben ser readmitidos en sus cargos o bien ser indemnizados con 600.000 euros cada uno por despido improcedente.
Manuel Delgado comenta que “La vergüenza es un mecanismo social de control. Eso que llamamos la opinión de los demás permanentemente nos somete a escrutinio y valora nuestros actos en función de que se amolden o no a lo que se espera que hagamos”.
Por otra parte Cristina Losada explica que “hay también una mirada que uno echa a la conducta personal y naturalmente que tienen que ver con códigos de conducta sociales. También tenemos nuestros códigos de conducta improvisados muchas veces, que van cambiando según las circunstancias”.
Además, Julia Casanova comenta que “La vergüenza como una emoción que se experimenta cuando se hace algo que está mal a sus propios ojos o a los de los otros, creo que esta devaluada. Gran parte de la cultura política dominante aconseja evitarla porque significa derrota y debilidad”
