MANU MARLASCA Y LUIS RENDUELES

Territorio Negro: La parricida de Santomera, en libertad desde 2020

En Territorio Negro, hablamos de "La parricida de Santomera", la mujer que asesinó a sus dos hijos de 4 y 6 años en 2002 y que desde hace dos años se encuentra en libertad

ondacero.es

Madrid | 25.01.2022 18:12

Se trata de uno de los asesinatos más crueles de la historia criminalística española, una de esas historias que conmocionan a todo aquel que la escucha.

Francisca González, mejor conocida como Paquita, fue acusada de asesinar con el cable de un teléfono móvil a sus dos hijos pequeños Francisco Miguel y Adrián, de 6 y 4 años respectivamente, la madrugada del 19 de enero de 2002 en su casa de Santomera, Murcia.

La coartada de Paquita

Cuando la Guardia Civil llegó al lugar de los hechos, los dos pequeños yacían muertos en la cama de uno de los dormitorios tras, lo que según relató su madre fue, un asalto por parte de dos ecuatorianos que entraron por la ventana y atacaron a los dos progenitores que se encontraban junto a ellos, evitando así que pudieran socorrerles.

Sin embargo, a medida que avanzó la investigación se descubrieron varios detalles que no coincidían con el testimonio de la madre y que levantaron sospechas en torno a ella sobre la autoría del crimen.

Detalles que no coincidían

El primero fue el relato de José Carlos, el hijo mayor de 14 años, que afirmó que la tarde del día previo su madre le había mandado a comprar pilas nuevas para su walkman. Después se descubrió que, el objetivo era que éste hiciera de barrera acústica, y que tampoco se quedara ningún resto, para lo que Paquita contrató a una mujer que limpiara en su casa la misma mañana de los hechos.

La crisis del matrimonio

También se supo que la relación matrimonial de los progenitores era pésima y que, horas antes del crimen, ambos se intercambiaron mensajes llenos de reproches y faltas de respeto. Y lo cierto es que, a diferencia de lo que testificó Paquita en un primer momento, el padre no se encontraba en la casa aquella noche, ya que estaba en Inglaterra por motivos de trabajo. A su vuelta y después de que su todavía mujer le contara la tragedia, los dos acudieron juntos al entierro.

Posteriormente, y tras una exhaustiva investigación policial, se descubrió que el supuesto asalto fue tan solo un plan de la acusada para evitar que las sospechas se vertieran sobre ella. Una ruptura del cristal desde dentro, huellas en la persiana, el hallazgo de una peluca rubia de mujer y 6.000 euros en efectivo dentro de la casa y la negativa del hijo mayor de haber visto algún movimiento sospechoso fueron algunas de las pistas que llevaron a la Guardia Civil a presionar a Paquita hasta que se derrumbó y acusó a su marido.

"Un cerebro normal, como el nuestro"

Poco después se conoció el historial médico de Paquita, el cual reveló que entre 1990 y 1999 tuvo insomnio, anemias y algunos problemas nerviosos. A medida que se fue acercando la fecha del asesinato, la misma Paquita contó que tenía problemas muy graves con su marido, que presuntamente la sometía a maltrato psicológico, lo que la llevó a perseguirle disfrazada por varios clubs de alterne.

Tras el brutal doble asesinato, los psiquiatras y los psicólogos que la evaluaron concluyeron que no tenía ninguna enfermedad mental. El cerebro de Paquita era normal, como el nuestro; no escuchaba voces y era capaz de distinguir todo lo que hacía. Fue acusada a 40 años de prisión, que no cumplió en su totalidad, ya que le fue concedido el tercer grado en 2020, año en el que salió de prisión.