JULIA EN LA ONDA

Territorio Negro: Reconstruimos cómo actuó la Manada en Pozoblanco

Cuatro de los cinco condenados por la violación múltiple de Pamplona han vuelto a ser juzgados por un delito anterior. Las investigaciones de la Policía Foral de Navarra descubrieron que ese grupo, la Manada, ya había cometido y grabado un primer ataque en Pozoblanco, contra una chica de 21 años. Manu Marlasca y Luis Rendueles, nos cuentan qué pasó, cómo se descubrió y a qué se enfrentan ahora esos individuos.

ondacero.es

| 26.11.2019 16:57

Se hacían llamar a sí mismos La Manada y están cumpliendo condena por las agresiones sexuales que los cinco realizaron a una joven de 18 años en un portal de Pamplona durante los Sanfermines de 2016. También, por haber grabado en vídeo una parte de esas violaciones. Las investigaciones de la Policía Foral de Navarra descubrieron que cuatro de los cinco miembros de esa Manada habían cometido y grabado un primer ataque, un primer abuso, meses antes, en abril de 2016. Unos hechos que ahora han sido juzgados en la Audiencia de Córdoba. Manu Marlasca y Luis Rendueles, nos explican cómo fue ese primer ataque de La Manada, cómo se descubrió y a qué se enfrentan ahora esos hombres

Nos situamos en Torrecampo, un pueblo de Córdoba. Es el 30 de abril de 2016 y son las fiestas, la feria. Muchos jóvenes acuden a las casetas a beber y a bailar. Y allí van cuatro de los cinco jóvenes que luego se harán tristemente famosos por las agresiones a la chica en Sanfermines. Entonces aún no son delincuentes, que se sepa, ni mucho menos agresores sexuales. Son un grupo de jóvenes más, alguno incluso aparentemente respetable en la zona

Son una pandilla de amigos. Uno de ellos, Antonio Guerrero, es incluso Guardia Civil en un pueblo cercano, en Pozoblanco. Con él están en la caseta bebiendo y bailando otros tres amigos: Alfonso Cabezuelo, que es militar y está destinado en la Unidad Militar de Emergencias, Jesús Escudero, que trabaja en una peluquería en Sevilla, y José Ángel Prenda, digamos el gracioso del grupo, que no tiene trabajo y es un seguidor radical y conocido del Sevilla Fútbol Club.

En esa zona de feria en Torrecampo, a unos 20 kilómetros de Pozoblanco, están también una chica de 21 años, que acude a pasárselo bien con dos amigos. Ella conoce de vista al guardia civil de su pueblo. Sabe quién es Antonio Guerrero. Todos coinciden en una caseta que se llama El Melli aquella noche. Los dos grupos hablan. El militar de La Manada invita a una copa a la chica de 21 años. Ella contaría luego que hablaron y tontearon, se cayeron bien. Sin más, los dos grupos se separan pero luego, al final de la noche, se encuentran en la puerta de la caseta y el militar se ofrece a llevar a la chica a su casa. Es un trayecto de unos 20 kilómetros por la carretera A-435. La chica acepta y se sube al coche. Y esto es importante, solo con el militar. Los dos van solos.

Y una hora y cuarenta minutos después, hacia las nueve menos veinte de la mañana del 1 de mayo, la chica despierta en la parte de atrás de ese mismo coche. Ve que está conduciendo el militar, Alfonso Cabezuelo. Y ve también que ella está desnuda. Así lo ha contado. Se viste, aturdida y se pasa a la parte de delante del coche. Están ya cerca de su pueblo y de su casa, en Pozoblanco. Ella cuenta que el conductor para el coche y le pide que le haga una felación. Se niega y entonces él la dio un manotazo, la empujó fuera del coche y le gritó: "Puta".

Esta chica se va a su casa. No sabe bien lo que ha ocurrido, solo que un tipo, uno solo, la ha maltratado y la ha humillado. Entonces empieza a descubrir más cosas, aterrada

Ve que el mono que llevaba puesto aquella noche está roto por la parte inferior izquierda. Y también ve que tiene sus medias rotas a la altura de la ingle. Le duelen todos los músculos de las piernas, no recuerda qué ha ocurrido, pero le extraña mucho que no tiene resaca, es como si no hubiera bebido nada. Se quita la ropa en casa, ve que tiene un moratón importante en una pierna y decide hacerle una fotografía con su teléfono móvil. Entonces, pide ayuda a tres amigos. Es muy temprano y dos no le cogen el teléfono pero uno sí.

Ese amigo ha declarado en el juicio que estos días se ha celebrado contra estos cuatro hombres de La Manada. Al final, ella decide no denunciar el caso

Ella le dice "Me han violado". Él la anima a denunciar, pero ella no recuerda prácticamente nada. Aunque está convencida de que la noche anterior la forzaron, lo dice así, no lo denuncia. Algunas personas de su entorno no la creen, incluso piensan que puede estar exagerando para llamar la atención de un antiguo novio. El caso es que ella acaba convenciéndose de que si denuncia el asunto no la creerán, que no lo va a poder demostrar.

Y ese ataque queda allí enterrado. Ella piensa que un hombre la ha agredido. No sabe que han participado cuatro hombres y no sabe que han grabado dos vídeos con esos abusos en su teléfono móvil. Hasta que llega la noche de los Sanfermines, en Pamplona, en la otra punta de España. Y allí una chica de 18 años denuncia que cinco jóvenes andaluces la han violado

La Policía de Navarra localiza y detiene a la mañana siguiente en Pamplona a esos cinco jóvenes, los miembros de La Manada. El guardia civil, Antonio Guerrero, asegura que sí han estado con una chica, que ha habido sexo en grupo pero que ha sido libre y consentido y les entrega su teléfono móvil. Allí hay unas grabaciones que supuestamente avalarían su versión. En realidad es al contrario. Cualquiera que vea esas grabaciones ve que la chica está sometida en aquel portal. Son detenidos.

Y uno de los policías forales analiza ese teléfono móvil que le ha entregado el guardia civil de La Manada. Allí hay dos vídeos que no son los del portal de Pamplona.

Están grabados casi de forma consecutiva a las 7 y 23 de la mañana del 1 de mayo de 2016. Duran 27 y 46 segundos respectivamente. Los vídeos están grabados dentro de un coche. Y en ellos se ve a cuatro de los hombres de La Manada además de una chica. Ella va detrás, sentada en el centro, y está inconsciente, así lo afirma el informe de la Policía Navarra. Conduce Antonio Guerrero, el guardia civil. De copiloto va José Ángel Prenda, que es quien graba las escenas.

Detrás, ella está entre el peluquero Jesús Escudero y el militar Alfonso Cabezuelo. Uno le gira la cabeza, insistimos en que ella parece inconsciente, le sujeta el cuello y el otro se ríe y se tapa la boca. Luego, la manosea los pechos. El Prenda se acerca desde delante y mientras graba toca también los pechos de la chica, que no reacciona. Los policías escriben en su informe que "cuando los investigados le realizan diversas acciones de carácter sexual, no se aprecia ningún tipo de reacción en ninguna parte de su cuerpo: cara, extremidades... Su postura facial y corporal no sufre ninguna variación... Es impresión de los agentes que dicha persona está en estado de inconsciencia, ya que no reacciona o no puede reaccionar a los distintos actos a los cuales es sometida".

No se escucha nada en ese vídeo tan asqueroso. Y que no es el único que grabaron, hay otro vídeo más que recuperó la Policía Foral de Navarra

El informe de la policía recoge que se oyen risas de los cuatro hombres, y al final, cuando termina la grabación, se oye a uno de ellos decir las palabras: "disfrutar del fin". En el segundo vídeo aparecen los mismos protagonistas. Ella no se mueve, la besan, lamen, hay momentos en que tiene manos de tres hombres sobre su cuerpo. En otros fotogramas se les ve a ellos riendo, haciendo el gesto de Ok y sacando la lengua. Se vuelven a oir risas y, aquí sí, al final del vídeo se escucha: "Esto es Pozoblanco, Esto es La Manada".

La Policía Foral de Navarra hace un trabajo artesanal. A la chica no se la ve casi el rostro, no se mueve, se aprecia que es joven, guapa, que lleva un anillo..., poco más. Estudian dónde se grabaron esos vídeos con el teléfono móvil del Guardia Civil de La Manada

Los policías navarros descubren que los vídeos se hicieron aquella mañana del 1 de mayo desde unas coordenadas geográficas que se corresponden con un punto situado entre los kilómetros 22 y 23 de la carretera A-435, una carretera entre Espiel y Torrecampo en la provincia de Córdoba. Entonces empiezan la búsqueda de la chica. Descubren que hubo fiestas en Torrecampo, buscan imágenes en redes sociales, buscan a alguien que llevara esa ropa... Buscan a una joven que estuviera en las fiestas y tenga un lunar en la clavícula, que eso sí se aprecia en los vídeos de La Manada. La localizan por fin y le explican lo que han encontrado.

Imagínense la situación para esa chica, que ha sido atacada en mayo y dos meses después le llaman de la policía de Navarra. Y le tienen que contar que hay unos vídeos donde aparece ella siendo vejada

Ella entrega su teléfono móvil, la ropa, medio rota, que llevaba aquella noche, la foto que conservaba del tremendo moratón que tenía en un muslo...Identifica al guardia civil de La Manada, también al Prenda, y denuncia los hechos. Cuando ve los vídeos, ella solo dice: "lo sabía, pero no me creían".

Esos vídeos, y esto es otro delito, fueron casi inmediatamente compartidos por La Manada con algunos de sus amigos a través de whatsapp. Unos 22 minutos después de hacer los vídeos, se envían al chat La Manada. Allí, además de los cuatro hombres que han participado, hay tres más. Luego se envían los vídeos a otro grupo de whastapp llamado Peligro, donde lo ven 21 hombres más, incluido Ángel Boza, el quinto miembro de La Manada condenado por las agresiones sexuales en Sanfermin. Prenda ha reconocido en el juicio que él hizo la grabación y que la envió. Ha sido el único que ha hablado. Los mensajes que se cruzan son bastante ilustrativos. Todos ven a la chica inconsciente, cualquiera que vea el vídeo lo ve. Por eso Prenda escribe: "Vino de follarse a la bella durmiente".

28 hombres viendo esos vídeos de una chica abusada, inconsciente, riendo y algunos escribiendo comentarios. Algunos han pasado por el tribunal y han dicho que no recuerdan nada, claro. Pero los mensajes fueron recuperados por la policía y están ahí.

Son duros. "Que habilidad, conduciendo con una mano y con la otra cogiendo una teta atrás", escribe uno. Otro, aludiendo a que la chica no se mueve mientras abusan de ella añade: "Cloroformo" Y uno más apunta: "Madre mía, qué le echasteis a la chavala, burundanga?". Uno pregunta: "¿Está muerta o qué?" y Ángel Boza añade: "Estaría en coma".

Uno, entre risas, escribe que les van a meter presos. Preguntan por dónde acabó "la chavala". Otro responde que la tiraron al río y uno más añade que "ea, otro caso Marta del Castillo, niño, jajaja". Aquella mañana, Prenda escribe "Perdimos el salto de hacer algo histórico", suponemos que se refiere a lo que luego sí hicieron y consumaron entre todos en Pamplona.

La víctima, una chica que ahora tiene 25 años, han pasado cuatro años de aquel ataque, sigue aún en tratamiento psicológico, tuvo que irse de su pueblo durante una temporada y ha pasado un calvario. Ahora acaba de terminar el juicio, donde ha tenido que declarar muy cerca de los acusados

Entre otras cosas, no consigue dormir durante más de dos horas seguidas, ha tenido pesadillas, especialmente con el militar de la Manada. En el juicio se ha desvelado que la ansiedad la ha hecho perder mucho pelo, se le ha caído mucho el pelo, ha perdido mucho peso. Ahora ha vuelto a Pozoblanco, donde están sus padres y donde tiene una pareja.

Y sí, a pesar de que le pusieron un biombo, ella tuvo que sentarse muy cerca de los cuatro miembros de La Manada. Hubo un detalle curioso. Los cuatro se sentaban siempre de determinada manera en el banquillo, pero cuando fue a declarar la víctima, el militar de La Manada se colocó en el punto más cercano a donde estaba ella, que le oía toser y resoplar mientras declaraba.

Ahora viene la parte digamos dura, legal. El juicio está pendiente de sentencia. Y el fiscal pide dos años de prisión por abusos sexuales para cada hombre de la Manada. Antes pedía tres años

Es un tecnicismo legal. Entiende que la ley española ya castiga que la víctima sea vulnerable cuando abusan de ella y que sería castigarles dos veces por lo mismo. Por eso pide dos años de cárcel en vez de tres, que era lo que pedía al principio. La acusación particular entiende que hubo agresión sexual y pide cinco años de cárcel para cada uno de ellos. Aquí vendría el debate tan doloroso sobre la ley española y los delitos sexuales. No somos expertos, jefa, ahí lo dejamos.

Hemos dicho que se comete otro delito contra esa chica, contra su intimidad. La difusión de esos vídeos.

Según el fiscal, hay un delito contra la intimidad. Y por eso pide cuatro años más de cárcel para cada uno de los cuatro hombres de La Manada por grabar y difundir esos vídeos. El Prenda ha asumido que lo hizo él y ha exculpado a sus amigos. Todo el nudo está en si el tribunal admite los vídeos como prueba. El abogado de La Manada, Agustín Martínez Becerra, ha intentado y sigue intentando que se anulen porque se obtuvieron de lo que se diría arbol envenenado, al buscar pruebas de la agresión de Pamplona. El tribunal de momento los ha admitido, aunque se pronunciará de forma definitiva en la sentencia.

Y en esta historia, como en tantas de abusos y agresiones sexuales, nos vamos a quedar sin saber toda la verdad. Porque ni siquiera la víctima la sabe, no la recuerda. ¿Pudieron echarle algo en su bebida?

En cuanto a la burundanga o a otra droga, no lo vamos a saber, jefa. Ella piensa que sí. Había bebido otras veces y nunca le ocurrió eso, esa especie de inconsciencia y luego despertarse sin resaca con dolores en las piernas. Entregó muestras de su pelo para que lo analizaran pero más de dos meses después. Los análisis dieron negativo.

En cuanto a los ataques que sufrió, los vídeos de La Manada en Pozoblanco duran 73 segundos en total. Las investigaciones han revelado que la chica estuvo en manos de La Manada más de una hora y media desde que se sube al coche del militar hasta que la insulta y la echa. Ella no recuerda nada de esos 90 minutos. No recordaba ni siquiera que se subieran al coche los otros tres hombres. En los vídeos no se ve que le rompan las medias ni la ropa, que sí está rota...Y ellos no han hablado. Probablemente, nunca lo sepamos.