"El turismo convierte a las ciudades en una especie de cartón, piedra", señala Elisa, y añade un ejemplo claro para ella como el caso de Venecia. "El turismo ha acabado por matar el atractivo que tenía la ciudad, aunque también hay que tener en cuenta que mueve en torno a 700 millones de personas en el mundo", asegura.
Julián Casanova defiende la opinión de que es muy difícil "un turismo sostenible", puesto que implica que "el entorno natural pueda aguantar ese ritmo". También explica las dos caras que tiene el turismo, por un lado "el contexto geopolítico del turismo" y por otro lado, la "parte moral" ya que hay zonas en determinadas ciudades "tremendamente desiguales".
Por último, Anna opina que el "turismo es un crecimiento y a la vez una plaga", y no sólo hay que echar la culpa al turismo, sino también a los "anfitriones de los países que actúan con una codicia desmedida".