Julián Casanova apela al pasado ya que "es importante ver la historia para conectarla con la actualidad. El gran corte generacional que hubo en el siglo XX, que fue como consecuencia de la primera guerra mundial y la revolución rusa. A comienzos de la dictadura de Mussolini, casi una cuarta parte de los diputados fascistas tenían menos de treinta años. En las guerras se forjaron los bolcheviques… Sin embargo, la juventud no garantizó nada, más bien desastres, no había preparación y tuvo oportunidades sólo en tiempos de quiebra o crisis del sistema. La edad de oro de la democracia, como se ha visto en muchos lugares, hace ver que la juventud no es buena. Cuando los jóvenes han dominado, hubo más bien desastres.
Anna Grau ve cosas buenas y malas, "la juventud tiene ventajas y desventajas. La ignorancia es atrevida y la juventud también. Pero un exceso de sabiduría a veces resulta paralizante. Albert Rivera se ha metido en un jardín, porque se refería a juventud política y no de juventud biológica, que no tienen por qué coincidir. Con la esperanza de vida que nos permite plantarnos en edades muy avanzadas, el reto es conciliar las pasividades de juventud, con la sabiduría que vas acumulando. Tiene que haber un poco de todo, juventud, ruptura y alguien que apueste por la continuidad".
Lucía Etxebarría nos habla del libro 'La sociedad del espectáculo'’, de Guy Debord, que "ya anticipaba que viviríamos en una sociedad que estaría determinada por la televisión y el espectáculo, y lo dijo en los sesenta. La imagen de Pablo Iglesias y Tania Sánchez, son caras que mediáticamente funcionan muy bien, lo que provocó que IU potenció a Alberto Garzón, y la imagen de Rivera rejuvenece. Adriansens vino a decir de Rosa Díez que la telegenia es muy importante y que todo el mundo busca eso. Hemos llegado al nivel en que los candidatos, cuanto más jóvenes y más guapos mejor, dice muy poco de nuestra sociedad, pero no podemos negar que sea así".