REPORTAJE

Por qué los jóvenes odian hablar por teléfono: cuando una simple llamada puede derivar en ansiedad social

Cada vez más jóvenes pertenecen a la llamada 'generación muda', a la que una simple llamada de teléfono o un sencillo 'cara a cara' puede provocar serios problemas de ansiedad y afectar a su desarrollo cognitivo.

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Marta Pérez Miguel

Madrid | 04.03.2023 07:04

Crece el número de jóvenes que odia hablar por teléfono: cuando una simple llamada deriva en ansiedad social
Imagen de archivo de dos adolescentes mirando el teléfono móvil | Pexels

El teléfono móvil está presente en casi la totalidad de los hogares (99,5%), según la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en los Hogares, realizada por el INE en 2022. En el lado opuesto se encuentra el teléfono fijo, cuyo uso continúa en descenso. Tan sólo el 62,5% de los hogares dispone de él, 4,7 puntos menos que en 2021.

Según este estudio, el 99,9% de los hogares cuenta con algún tipo de teléfono (fijo y/o móvil) y el 62,1%, con ambos. Sin embargo, cuando analizamos ambos aparatos por separado, los resultados cambian considerablemente: únicamente un 0,4% dispone sólo de fijo, mientras que un 37,7% utiliza el móvil para comunicarse desde el hogar (4,7 puntos más que en 2021).

Está claro que el teléfono fijo está desapareciendo paulatinamente dejando paso al móvil, cuyo uso exclusivo continúa in crescendo, tal y como muestran los datos que encontramos respecto a los más jóvenes. El estudio 'Las TIC y su influencia en la socialización de adolescentes' elaborado por Google, FAD y BBVA, refleja que casi un 90% de los adolescentes españoles tiene un smartphone, un 76%, un ordenador portátil y un 69%, una tablet.

La 'generación muda': aquella que odia hablar por teléfono

Los Millennials han crecido a la par que la tecnología y sus hábitos de comunicación, al igual que esta, también han cambiado. BankMyCell ha realizado un estudio al que ha llamado 'Generation mute, millenials phone call statistics', en el que se refleja cómo ha evolucionado la forma de comunicarse entre los más jóvenes y las razones por las que enfrentarse a una simple llamada telefónica puede acarrear problemas tan graves y preocupantes como la ansiedad.

El estudio los denomina la 'generación muda' porque a pesar de que son personas "adictas" a los teléfonos móviles y disponen de smartphones con tecnología cada vez más avanzada, no quieren perder el tiempo que se emplearía en una llamada telefónica y prefieren una comunicación más rápida y directa, como la que ofrecen apps como WhatsApp.

Sin embargo, esto va más allá del uso propiamente dicho de la tecnología, ya que el estudio también arroja un dato alarmante: el 81% de los encuestados ha confesado sentir ansiedad cada vez que tiene que hablar por teléfono. Se conoce como 'telefonofobia' y lleva a realizar comportamientos tan preocupantes como "prepararse" antes de realizar una llamada, algo que hacen "más de cuatro de cada cinco encuestados".

La involución de los Millennials: crecieron hablando por teléfono y ahora lo odian

Cuando se analiza el porqué de esto, el estudio concluye que esconderse detrás de los correos electrónicos y los mensajes, evita decir algo que no se debe o equivocarse. Los jóvenes sienten temor y se ven vulnerables ya que tienen menos tiempo para transmitir su opinión de manera profesional o justificar bien su respuesta.

Aunque este comportamiento también se aplica a las generaciones posteriores, las Y y Z, el estudio incide más en los Millennials porque es en los que se observa una involución. Ellos han crecido utilizando diariamente la comunicación verbal mientras que los otros son "nativos digitales".

¿Y cuáles son las razones de esta involución? Tal y como apunta en ondacero.es la doctora María Velasco, psiquiatra, psicoterapeuta y miembro y profesora adjunta de la Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente (SEPYPNA), a pesar de que los Millennials han crecido hablando por teléfono, "el avance de las redes sociales es tremendo y la comunicación está cada vez más empobrecida en el sentido de que es cada vez menos real".

"Están poco acostumbrados y les resulta además muy invasivo"

"Ahora la comunicación se establece por fotos, que tienen además filtros disimulando o tapando la realidad de las personas, y con mensajes escritos que no contienen lenguaje extraverbal. La consecuencia es que la comunicación de verdad, en la que hay una interacción real y una reciprocidad entre lo que doy y lo que recibo, se está perdiendo. Están poco acostumbrados y les resulta además muy invasivo", afirma.

Consecuencias: freno al desarrollo de las habilidades sociales

Pero, ¿cómo de grave es la conclusión a la que ha llegado este estudio? ¿Pueden realmente estos problemas afectar al desarrollo de los jóvenes, no solamente a nivel social, sino también desde el punto de vista cognitivo?

La doctora Velasco explica que las habilidades sociales las aprendemos durante la infancia y que todo lo relacionado con ellas, "poder mirar a otra persona a los ojos, hacer tiempos de espera mientras esa persona habla, interpretar el tono de la voz, sostener nuestra actitud y respuesta", es algo que no está presente en la comunicación a través de mensajes escritos.

"Los jóvenes se están quedando empobrecidos en este sentido"

Por tanto, "podemos leer el mensaje cuando queremos, plantearnos durante mucho tiempo qué respuesta damos, incluso esa respuesta puede ser muy defensiva porque no se nos nota lo que estamos sintiendo, ya que no establecemos un lenguaje extraverbal con la mirada o los gestos [...]". Incluso, "lo podemos retocar, borrar y volverlo a escribir", lo que trae, como resultado "que los jóvenes no están aprendiendo las herramientas sociales que tienen que aprender para poder tener una relación real con los demás. Se están quedando empobrecidos en este sentido".

Problemas a nivel cognitivo: cuando la parte más importante del desarrollo neurológico termina

Esto no solamente afecta respecto a las habilidades sociales, sino también desde el punto de vista cognitivo y de desarrollo cerebral. La doctora Velasco explica que "nuestro aparato psíquico tiene una capacidad de evolución impresionante" y que si se limita la comunicación de los adolescentes a una pantalla, "habrá habilidades sociales indispensables que no van a desarrollar".

Como consecuencia, el desarrollo cerebral puede estancarse de alguna manera: "el desarrollo neurológico tan potente que tenemos los seres humanos durante la infancia y la adolescencia acaba". El cerebro "termina de esculpirse" y, aunque "siempre se puede aprender, ya están las cosas muy definidas".

La adicción a las redes sociales, un problema cada vez mayor en las consultas

Como psicóloga y psiquiatra infanto-juvenil, la doctora Velasco reconoce que, en los últimos años, ha aumentado la llegada de pacientes con adicción a las redes sociales, a la mensajería tipo WhatsApp, a las pantallas o a los videojuegos. Pero no sólo se ha incrementado el número de pacientes que sufren esta patología, sino también la gravedad de la misma, así como la edad a la que se presenta, que es "mucho antes".

Los pacientes que recibe en su consulta muchas veces no llegan con el diagnóstico hecho de adicción a las pantallas, sino que esta está escondida detrás de otros signos como el "fracaso escolar, la falta de amigos, las discusiones frecuentes con la familia o las conductas agresivas". Una vez hecha la historia clínica, "y viendo la dinámica familiar, se constata que hay una adicción a las pantallas".

Principales signos de alarma

¿Y cómo se puede detectar que hay un problema? Como principal signo de alarma al que tanto padres como jóvenes deben prestar atención está que "no haya una balanza equilibrada entre las relaciones reales y el tiempo que pasan en las pantallas". Es decir, si nuestro hijo "sale de casa, tiene amigos, hace actividades", pero luego "cuando está en su habitación sigue esa comunicación por el móvil, no debemos pensar que tiene ningún problema".

Sin embargo, si nuestros hijos "empiezan a quedarse en la habitación", "no querer salir" o "poner excusas" tipo 'no me apetece', 'el grupo con el que estoy hace planes que no me gustan', 'son demasiado mayores' o 'demasiado pequeños', ahí es cuando "tenemos que encender la luz de alarma y atender esa necesidad o ese miedo a exponerse a otros".

El estudio 'Riesgos en el uso de Internet y las redes sociales durante la infancia y la adolescencia', elaborado por Gaptain y publicado en la plataforma Frontiers, concluye que los niños españoles de entre 9 y 16 años consultan las redes sociales todos los días y que los de mayor edad, incluso, pueden llegar a tener hasta tres tipos de perfiles en ellas: uno para la familia, otro para buscar de forma anónima y expresar libremente sus opiniones, y un tercero para espiar a otros usuarios.