Los agentes iniciaron esta investigación en diciembre de 2016, tras las denuncias interpuestas por una mujer mayor de edad que aseguraba sufrir un acoso telefónico continuo y padecer un "verdadero infierno".
La denunciante alegó que estas llamadas eran muchísimas, se realizaban desde un número oculto y a horas intempestivas, y que todas trataban sobre proposiciones sexuales, gemidos y jadeos, insultos y vejaciones, por lo que se encontraba "totalmente atemorizada", según el comunicado.
Todo ello le ha afectado a su salud, ya que sufrió continuas crisis de ansiedad y tuvo que ser asistida en los servicios sanitarios de urgencias por tal motivo.
La mujer también denunció haberse sentido vigilada por el autor de las llamadas, "del que desconocía su identidad, y que le hacía ver que tenía controlados los movimientos de su familia, por lo que tuvo que cambiar sus hábitos de vida cotidiana por miedo a que le ocurriera alguna cosa a ella o a sus seres queridos", según la Guardia Civil.
El instituto armado centró sus investigaciones en el entorno de la víctima, al considerar que la persona que realizaba tal hostigamiento debería ser alguien con cierto conocimiento sobre la vida de la misma.
Recabados todos los datos de sus investigaciones, los agentes averiguaron que el titular de la línea desde donde se realizan las llamadas con número oculto era una persona perteneciente al entorno cercano de la víctima, un varón de 23 años, que ha pasado a disposición judicial.