Una adolescente contrae el VIH cada tres minutos en el mundo
Según ha destacado la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, "se trata tanto de una crisis de salud como de capacidad para actuar". En la mayoría de países, las mujeres y las niñas carecen de acceso a información, a servicios o, incluso, a la posibilidad de decir "no" a las relaciones sexuales inseguras.
"El VIH se propaga entre los más vulnerables y marginados, y deja a las adolescentes en el centro de la crisis", afirma.
El informe 'Women: At the heart of the HIV response for children' (Mujeres: en el centro de la respuesta al VIH entre los niños) ofrece estadísticas sobre la persistente epidemia mundial del sida y su impacto sobre los más vulnerables.
El año pasado, 130.000 niños, niñas y adolescentes menores de 19 años murieron a causa de esta enfermedad, y 430.000, "casi 50 por hora", contrajeron la infección.
Según esta publicación, que fue presentada este miércoles en la Conferencia Internacional sobre el sida que se celebra esta semana en Ámsterdam, los adolescentes siguen siendo las personas más afectadas por la epidemia.
Las dificultades para llegar a este grupo están ralentizando los avances de las últimas dos décadas en la lucha contra el sida.
Además, el informe señala que las adolescentes de entre 10 y 19 años de edad constituyen casi dos terceras partes de los tres millones de jóvenes de 0 a 19 años que viven con VIH.
Unicef también recalcó que aunque la mortalidad en todos los demás grupos de edad, incluidos los adultos, ha disminuido desde 2010, las muertes entre los adolescentes de más edad (15 a 19 años) no se han reducido.
En 2017 vivían con VIH unos 1,2 millones de jóvenes de entre 15 y 19 años, de los cuales 3 de cada 5 eran niñas.
Entre los factores que explican la propagación de la epidemia entre las adolescentes, destacan las relaciones sexuales precoces, incluidas con hombres mayores, las relaciones sexuales forzadas, la indefensión a la hora de negociar acerca de la posibilidad de tener relaciones sexuales, la pobreza y la falta de acceso a servicios confidenciales de asesoramiento y pruebas de detección.
Ante esta situación, la embajadora de Buena Voluntad de Unicef, Angelique Kidjo, destacó que "debemos lograr que las niñas y las mujeres tengan la suficiente seguridad económica como para que no se vean obligadas a recurrir al trabajo sexual. Debemos asegurarnos de que dispongan de la información adecuada sobre cómo se transmite el VIH y cómo deben protegerse".
Y, "por supuestos, necesitamos asegurarnos de que tengan acceso a todos los servicios o medicamentos que necesiten para mantenerse sanas. Sobre todo, tenemos que fomentar el empoderamiento de las niñas y las mujeres, y la educación suele ser la mejor vía para lograrlo", añadió.