Para evitar detenciones, los abogados de la familia han aconsejado a los asistentes que prescindan de pancartas o camisetas con lemas anti- Kremlin que no cedan a ningún tipo de provocación.
El funeral de Navalni se ha celebrado en la Iglesia del Icono de la Virgen María, en el barrio moscovita de Marino donde vivía con su mujer y sus hijos; es llamativo que, paradójicamente, esta es una parroquia defensora de la invasión de Ucrania y que recauda fondos para el ejército ruso. No ha habido capilla ardiente porque ningún tanatorio de Rusia ha aceptado recibir su cuerpo, alegando que no hay disponibilidad.
Alexéi Navalni ha sido enterrado después del acto en el cementerio Borisov de Moscú, que ha amanecido con cámaras de videovigilancia y otros dispositivos que pueden servir de inhibidores de frecuencia en las farolas. Ha sido muy emotivo el momento en el que han introducido su féretro en la tierra mientras sonaba de fondo la canción "My Way" de Frank Sinatra.
El Kremlin quería evitar un homenaje público
El Kremlin -que temía que la despedida se convierta en una muestra de apoyo público al opositor ruso- ha recordado a los asistentes que "cualquier reunión no autorizada por el funeral de Navalni violará la ley" y sería por tanto castigada.
El féretro de Alexéi Navalni ha sido aplaudido por miles de personas que coreaban su nombre y gritaban "tú no tenías miedo, nosotros tampoco". Muchos de los asistentes, que han sido identificados por la policía, no esconden su miedo a posibles represalias y detenciones.
Su viuda, que no ha podido acudir al funeral (por estar en el exilio), le ha dedicado una emotiva carta y un vídeo en redes sociales, en los que Yulia Navalnaya le da las "gracias por 26 años de absoluta felicidad". Sí que ha acudido a la despedida la delegación diplomática de la Unión Europea en Moscú.
