El órdago socialista se queda en humo. Al final se ha impuesto la tesis de que la presentación de una moción de censura que habría apoyado Bildu era una idea pésima y de efectos muy dañinos para el PSOE. Y eso que en un principio, cuando Alfredo Pérez Rubalcaba confiaba en llegar a demostrar un gran escándalo de corrupción del gobierno presidido por Yolanda Barcina, la hoja de ruta diseñada por el PSN no le disgustaba.
Pero Ferraz ha recapacitado, ha reconocido el enorme error político y prohíbe que los socialistas navarros se apoyen en Bildu para una moción e incluso que voten a favor de cualquier otra que pudiera presentar el resto de grupos políticos del parlamento foral. El PSN ya lo sabe y esta tarde tendrá que digerir la orden en su reunión de la dirección regional. Lo previsible es que renuncie a rebelarse y asuma la instrucción.
El PSOE se quita así un gran peso de encima ahora que estamos en plena precampaña electoral y el que sale más perjudicado es, sin duda, el líder navarro, Roberto Jiménez, el mismo que presumió de que "el PSOE soy yo en Navarra", una imprudencia que lesiona gravemente su liderazgo. Hasta ahora la dirección nacional le había consentido casi todo, pero en Ferraz ya no están por la labor.
