Hoy, nuestra capital revive una de sus páginas más valientes, y es que, el 11 de junio de 1521, Logroño firmaba una historia de unión, arrojo y memoria, que celebramos cada año con orgullo.
Durante dos semanas, la ciudad resistió el asedio francés, sin apenas medios pero con el arrojo y el vigor de un pueblo que, para vencer, supo compartir lo poco que tenía: peces, panes y vino.
Hoy, celebramos de nuevo ese gesto sencillo que une a generaciones enteras en torno a la única puerta conservada de las antiguas murallas de la ciudad: la Puerta del Revellín, donde, como es tradición, desde antes de su apertura a las 10:00 horas de la mañana, se reunían para recoger su ración.
Saludábamos también a Fernando Azofra, hermano mayor de la Cofradía del Pez; y desde las empresas y asociaciones que hacen posible este acto, a Rafa Vivanco, Rafael González y Eduardo Villar; además de los imprescindibles voluntarios.