Hoy venía pensando en… Lubo Penev.
Se me encogió el corazón el pasado lunes al conocer el estado de salud del ex futbolista del Valencia. Ya dije que para mi Lubo representa mis años de inocencia en el mundo del fútbol. Siempre fue mi ídolo de pequeño hasta el punto de que en la cabecera de la cama de mi habitación lucía una foto gigante en blanco y negro del delantero búlgaro. Aquello fue un regalo de mi hermano que por aquel entonces trabajaba en Las Provincias. Era Lubo conduciendo el balón bajo la lluvia en Mestalla. Aquel era uno de mis mayores tesoros. Cuantas veces habré gritado aquello de “Lubo, Lubo” en Mestalla…
Y digo mi inocencia en el mundo del fútbol porque por aquel entonces apenas tenía quince años. Mi padre ya me había insuflado el valencianismo en vena llevándome cada domingo a Mestalla. Después de haber sufrido un descenso a segunda división aquel niño estaba huérfano de ídolos y pronto Lubo se convirtió en el mío. ¿No os pasa que a veces tenéis imágenes en vuestra mente de cosas vividas? Pues yo tengo una de Lubo robando un balón en Mestalla ante el Sporting en la frontal y fabricándose él solo el gol. Le amaba. Y jamás aquel adolescente pensó que con los años se convertiría en periodista deportivo perdiendo aquella inocencia y descubriendo el gran negocio que hay hoy en día detrás del mundo del fútbol.
Le idolatraba tanto hasta el punto que os confieso que cuando hice aquella sección “Álbum de cromos” en la que realicé más de 40 entrevistas a leyendas del valencianismo no se la hice a Penev. Pero no fue porque no se la mereciera como gran leyenda que fue sino porque seguramente habría aflorado aquel niño y me hubiese puesto tan nervioso que preferí no hacerla.
Hoy Lubo necesita nuestra ayuda. Estoy seguro que el mundo del fútbol y en especial el Valencia se va a volcar con él al igual que él lo hizo con el Valencia cada domingo que vistió su camiseta. Lubo ya sabe lo que es superar un cáncer y estoy seguro que ese espíritu luchador como prueba aquel gol ante el Sporting que yo recuerdo como si fuera ayer le hará volver a superarlo. Mucha fuerza. Lubo, Lubo…

