Hoy con Leleman venia pensando en… la destitución de Paco López. Que la mala racha de resultados precipitó la decisión anoche en el cuadro levantinista.
Vaya por delante que no suelo ser muy amigo de las destituciones de entrenadores. Normalmente la cuerda se rompe siempre por el lado más flojo y ese es el del técnico. A mi me gusta confiar en ellos hasta el último minutos siempre que hayan demostrado que valen. Y Paco lo había hecho en el Levante. Pero no ganar ni uno de los 8 primeros partidos más los 8 últimos de la pasada temporada son unos registros que no aguanta ni el entrenador más leyenda. Así que la derrota ante el Mallorca fue el detonante final de algo que parecía cantado.
Paco se habrá equivocado en muchas cosas, como cualquier entrenador, pero hay que reconocer también sus méritos al frente del Levante. Y son muchos. Paco cogió al equipo en una situación muy delicada. Sin experiencia en la élite supo dotarle de las herramientas necesarias para salir de aquella crisis. Y se convirtió en ese técnico de la casa que todo equipo quisiera tener. Hasta que los resultados se lo han llevado por delante. Como a cualquier entrenador.
Porque el fútbol no tiene memoria. Nunca la ha tenido ni la tendrá. Lo que hayas hecho en el pasado no vale para el presente. Ayer cayó Paco en España y Xisco en Inglaterra. Ni siquiera allí, en el país que aguantaba a sus entrenadores a viento y marea existe ya esa paciencia de antaño con los técnicos. El entrenador es bueno hasta que los resultados digan lo contrario.
Y puede que el Levante necesite un cambio de aires. Puede que el vestuario se hubiera acostumbrado a Paco y que su mensaje ya no calara como al principio. Puede que sea la mejor solución. O no. Solo el tiempo y los resultados, siempre los resultados, serán los que dicten sentencia…