Nunca es tarde si la dicha es buena.
Es decir no está mal si al final consigue convencer con sus explicaciones las muchas dudas que hay en torno a este caso.
No es fácil, son muchas las preguntas sin respuestas o sin claras contestaciones que difícilmente podrá acometer el presidente del Barcelona con todo lo que ha rodeado este caso.
No estaría demás, una rueda de prensa larga y sin cortapisas, incluso con repreguntas por parte de los periodistas para que no quedará nada por contestar, ni la más mínima duda de una respuestas contundentes ante una evidencia tan clara como los pagos a un miembro destacado del colectivo arbitral.
Hay mucho juego en la comparecencia, la imagen del club tan salpicado, en los últimos tiempos que es objeto de críticas permanentes por parte de todos los estamentos del mundo del deporte, tanto dentro de nuestras fronteras como fuera de ellas. La credibilidad de la institución que pasa por un momento delicado y que se debate en la búsqueda de inversores que hagan posible la construcción del Espai Barça.
Es un momento muy delicado en el que es necesario convencer a los inversores de que no existen riesgos de futuro en cuanto sanciones se refieren Para la entidad, y luego está la credibilidad de la institución y de la competición.
Que no quede ninguna sombra de duda con respecto a los muchos y grandes éxitos que consiguió el Barcelona durante tantos años con esas generaciones doradas de futbolistas que lo ganaron en el terreno de juego y que pueden ver manchado su buen nombre Deportivo, por causas ajenas a su voluntad, y por una mala gestión en caso de confirmarse irregularidades administrativas y económicas..
Es evidente que el presidente Laporta es una persona locuaz y capaz de convencer con su discurso a muchos auditorios, pero en este caso necesita que le asista la razón, porque en caso contrario podría provocar una catástrofe a nivel económica y deportiva para la institución. Penden posibles sanciones de la UEFA y posibles condenas en los tribunales . Cuestiones que no son menores. E incluso me atrevería decir que una mala gestión de este capítulo o unas explicaciones poco convincentes podrían colocar en una delicadísima situación al máximo mandatario del Barcelona de cara al futuro es decir, que hubiera comprometido su continuidad ante un clamor general de la masa social del barcelonismo que se sintiera engañada. Hay ganas e impaciencia porque llegue el próximo lunes. Ojalá que al final de la comparecencia no exista decepción, hay mucho en juego.