La réplica de la Gran Dama Oferente del Cerro de los Santos que se instaló en 1973 en la plaza del Altozano, ya disfruta de un nuevo espacio en los jardines del Ayuntamiento de Albacete, nueva ubicación tras su restauración, un lugar más visible para uno de los vestigios más importantes de la cultura ibérica que pobló nuestra provincia hace más de 23 siglos.
“Una ciudad que respeta y difunde su legado histórico, es una ciudad preparada para afrontar los retos del futuro”, ha subrayado el alcalde, Vicente Casañ.
Con esta restauración y traslado a un espacio más visible de la réplica de la Dama Oferente se pone en valor esta figura icónica del arte íbero y de la huella dejada en la provincia de Albacete. Su localización anterior, bajo un árbol en el Altozano, hacía que pasase desapercibida para la ciudadanía, de ahí que se le haya buscado una ubicación más adecuada y se haya aprovechado para llevar a cabo su necesaria restauración.
INICIATIVA CIUDADANA
Se trata de una iniciativa promovida por un movimiento ciudadano y presentada al Foro Abierto Albacete por la Asociación de Amigos y Amigas del Instituto de Estudios Albacetenses (IEA). Aceptada la propuesta, se abrió un proceso de cuestación popular que permitió recaudar los 3.000 euros necesarios para la restauración de la réplica, gracias a las aportaciones de una veintena de ciudadanos a título individual y la colaboración de empresas como Aguas de Albacete, Vectalia, Fundación Globalcaja, Dedarius e Instituto de Estudios Albacetenses.
RESTAURACIÓN
La réplica ha sido restaurada por José Martínez Soler en su taller de Liétor y ahora luce sobre una peana en los jardines que hay junto a la Casa Consistorial, donde además se ha instalado una placa divulgativa sobre esta pieza, cuyo original que se conserva en el Museo Arqueológico Nacional.
La Gran Dama Oferente representa a una mujer de cuerpo entero que viste hasta tres túnicas y cubre su cuerpo y cabeza con un manto que cae formando pliegues simétricos, cuyos extremos rematan en dos borlones que caen sobre la túnica superior. Su pelo largo y trenzado está adornado con una diadema y rodetes; luce además una cinta en el cuello, collares en el pecho y en las manos porta anillos y un vaso, un recipiente que delata su condición de oferente.
Su hallazgo tuvo lugar en 1870, cuando los Padres Escolapios de Yecla realizaron las primeras excavaciones en el Cerro de los Santos. Diez años antes, en 1860, un vecino de Corral Rubio, Juan de Dios Aguado y Alarcón, había hecho llegar un informe a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando que, a su vez, lo trasladó a la Real Academia de la Historia, dando cuenta del hallazgo de esculturas en dicho paraje.
La Gran Dama Oferente, la escultura más importante de las encontradas en este yacimiento, fue adquirida a un coleccionista por el Museo Arqueológico Nacional en 1873, evitando así el éxodo a París que vivieron muchas esculturas íberas. Un siglo después, en 1973, el Ayuntamiento de Albacete manifestó su interés por contar con una réplica de esta figura. En un primer momento, el Museo Arqueológico Nacional no accedió a la solicitud de que se hiciese una copia, negativa que obligó a intervenir a la Dirección General de Bellas Artes, cuya mediación hizo posible que la ciudad de Albacete tuviese una réplica que es la que ahora se ha restaurado.
La notoriedad alcanzada por la figura de la Gran Dama Oferente ha motivado que sea reproducida y exhibida en diversas ocasiones, por ejemplo, para las exposiciones universales de Viena (1873) y París (1878). Su figura ha evocado a más de un artista, desde Picasso que creó su Dama Oferente, pasando por escultores como Garrigós, Planes o Agustín Casillas que modeló en 1989 la Salmantina Oferente.