Son partidos que dan tres puntos, como el resto, pero que pueden tener consecuencias más allá de lo clasificatorio. Los derbis son así y el Real Oviedo volvió a salir bien parado de uno de ellos. Pese a sumar sólo un punto y ver cómo le empataban en la recta final, después de tener controlado el encuentro en su mayor parte, los de José Ángel Ziganda tiene muchos motivos para ser optimistas.
Fue cierto que les costó un poco entrar en el partido, incluso concedieron alguna ocasión que no es habitual, pero el paso de los minutos les hizo ponerse al mando del choque. Jimmy y Brugman están cada día más compenetrados y forman una pareja solvente.
La situación se repite con David Costas y Dani Calvo. Los dos centrales se están mostrando como un dúo que se complementa a la perfección. El gallego es el auténtico líder de la defensa y el oscense está ganando con el paso de los partidos.
Viti y Borja Sánchez amenazan por los costados y Borja Bastón y Obeng, cada uno en su registro, completan una dupla ofensiva capaz de incomodar a cualquier defensa.
La presión en campo contrario ya es otra seña innegociable del Oviedo y eso incomoda a los rivales.
Quizás al equipo le falta un poco más de construcción en el centro del campo, pero compensa esas limitaciones con una capacidad de sacrificio absolutamente innegable.
La recuperación de efectivos como Sangalli, aún lejos de su mejor estado de forma, o de Luismi, recuperándose de su lesión muscular, deben ampliar el abanico de opciones de un Ziganda que parece tener muchos más mimbres que en los dos ejercicios anteriores.
MUCHOS EMPATES
Al igual que sucedió en el curso anterior, uno de los problemas del Oviedo, al igual que otros muchos conjuntos de la categoría, está en el elevado número de empates que cosecha. Las seis igualadas firmadas hasta ahora le convierten el equipo con más igualadas en la Liga. Es cierto que sólo ha perdido un partido, pero las dos victorias son un bagaje escaso para poder asentarse en la zona noble, incluso para empezar a marcar diferencias solventes con la zona baja.
Después de nueve jornadas consumidas, apenas hay cinco puntos de diferencia entre estar en el playoff o en el descenso. La igualdad parece la tónica dominante y no se atisban rupturas graves en la tabla, al menos en el corto plazo, lo que puede plantear una temporada con sobresaltos para la inmensa mayoría de participantes en Segunda.
