El Girona no pudo pasar del empate este miércoles contra el Rayo Vallecano en Montilivi (0-0), en un partido de la tercera jornada de LaLiga EA Sports en el que el equipo de Míchel Sánchez mereció la victoria por su superioridad y por sus ocasiones claras de gol.
El Girona, lastrado por la falta de puntería, mejoró su imagen respecto a las derrotas ante el Barcelona (1-4), el Paris Saint-Germain (1-0) y el Valencia (2-0), pero enlazó el tercer partido sin marcar y el cuarto partido sin conseguir el triunfo. El equipo rojiblanco continúa lejos de la versión que impresionó al fútbol europeo, con una brillante e histórica tercera posición en LaLiga que le ha permitido debutar en la Liga de Campeones.
El Rayo, por su parte, sufrió, pero logró arañar un punto valioso y encadenar una nueva alegría, después de la victoria contra el Osasuna (3-1) y el empate contra el Atlético de Madrid (1-1).
Míchel puso en escena un once mucho más reconocible con el regreso de Arnau Martínez, David López, Miguel Gutiérrez, Viktor Tsygankov e Iván Martín, inéditos en la inesperada derrota contra el Valencia, y el Girona se adueñó de la iniciativa y de la posesión (69% al descanso). Pero acosó la falta de velocidad en el pase para generar espacios para que Tsygankov, Yáser Asprilla y Bryan Gil pudieran hacer gala de su desequilibrio.
La poca fluidez en el juego asociativo está siendo, en este comienzo de curso, el gran lunar del equipo de Míchel, que está notando la marcha de Aleix García a Leverkusen y está siendo poco incisivo en ataque.
Si la temporada pasada el Girona fue el segundo equipo más goleador del campeonato (85) en la presente está sufriendo para crear peligro e inquietar a las defensas contrarias. Con el paso de los minutos el Rayo, cómodo atrás al principio, incluso adelantó líneas porque no se sentía demasiado atacado, aunque sin amenazar a Paulo Gazzaniga.
El equipo vallecano intentaba ganar tiempo en cada interrupción, ante un rival frustrado que cuando parecía que podía acercarse a Augusto Batalla fallaba en el último o el penúltimo pase. Como en una internada de Yáser Asprilla a la media hora de encuentro. Pep Chavarría cayó lesionado al intentar perseguirle e Íñigo Pérez dio entrada a Jorge de Frutos y deshizo su doble lateral en la banda derecha, con Ivan Balliu y Andrei Ratiu.
El cambio coincidió con el despertar de un Girona, creciente, que en el tramo final de la primera mitad hizo méritos para lograr el 1-0 por mediación de Asprilla, el fichaje más caro de toda su historia. Pero el joven atacante colombiano perdonó al Rayo en dos ocasiones. Primero, solo en la frontal del área pequeña, desaprovechó un centro de Miguel Gutiérrez desde la izquierda al rematar por encima del travesaño. Era un gol cantado.
Y acto seguido no supo controlar un pase de Viktor Tsygankov a la espalda de la defensa que le dejaba solo ante Batalla.
El primer disparo a portería del partido, espeso en su primera mitad, no llegó hasta el segundo minuto de la segunda parte: un tiro de falta de Tsygankov sin demasiada potencia que Batalla atajó sin problemas.
Íñigo Pérez había dado entrada a Gerard Gumbau y Unai López al descanso, por Pedro Díaz e Isi Palazón, pero después del paso por vestuarios se acentuó el control gerundense y los hombres de Míchel ganaron ritmo, con un Asprilla omnipresente desde la mediapunta. A la hora de partido puso Montilivi en pie con un chut al larguero desde lejos y el técnico visitante respondió con su cuarto cambio: Álvaro García por Adrián Embarba.
El encuentro se jugaba ya en la mitad de campo del Rayo, encerrado y obligado a defenderse. Tsygankov también lo probó desde lejos y Míchel redobló su apuesta ganadora con Arnaut Danjuma y Cristhian Stuani. Faltaba media hora y parecía que el 1-0 podía acabar llegando por inercia. En el 71' Miguel, asistido por Iván Martín, falló otro gol cantado: no vio a Danjuma, solo, y su disparo tras recortar se fue por encima del larguero.
El Rayo firmó sus dos primeros remates, un chut de Andrei desde la frontal y un cabezazo de Álvaro García desde el corazón del área que rozó el travesaño, ante un rival que aún tuvo más ocasiones para conseguir los tres puntos. Pero el remate de Stuani y el cabezazo de Yangel Herrera se fueron altos y la afición se marchó sin un triunfo necesario en palabras del propio Míchel.