David Camps
Dos días de competición. Dos victorias para España. Previsibles. Sencillas. Holgadas. ¿Pocas conclusiones? Siempre se pueden extraer algunas aunque los rivales hayan sido tan endebles como Irán y Egipto. Pau Gasol está enchufado, Marc tiene un dominio del juego absoluto, Serge Ibaka posee una energía única, Álex Abrines irrumpe en el torneo con tres acciones espectaculares, Navarro tiene el cargador preparado, Rudy sigue siendo “el chico para todo”, Ricky dirige con mayor madurez y el espíritu sigue siendo el mismo de siempre: disfrutar con el baloncesto.