La Navidad como hecho religioso ha perdido mucho de su sentido original. Como hecho cultural, sigue siendo una gran idea y como producto comercial me aburre y a ratos me irrita.
Datos demoscópicos: en diciembre de 1978, el 88% de los españoles se declaraban católicos. En diciembre de 2021, sólo el 55%. Esta tendencia se produce en todos los países de Europa. A este ritmo, en 20 años el catolicismo será minoritario, el catolicismo como creencia religiosa, no como hecho cultural.
En este día, los cristianos recuerdan que hace 2021 años el mismo Dios encarnado como su hijo decidió venir al mundo para redimir a los pecadores y prometer la vida eterna. Por tanto, con una lógica estrictamente racional, habría que suponer que sólo quienes creen que Jesucristo era el hijo de Dios tenían motivos para celebrar esta fecha, que tendría que tener un contenido religioso.
Se ha roto el vínculo entre la fe y la Navidad y ahora creyentes y no creyentes celebran la Nochebuena y la Navidad de la misma manera. Ya casi nadie piensa en religión cuando la celebra, sólo el 27% de los españoles acude a algún acto religioso. El 88% hace regalos, el 77% juega a la Lotería, el 76% pone adornos en su casa y prácticamente el 100% organiza o participa en comidas y cenas especiales.
La Navidad se asocia poco a rezar y mucho a vacaciones, a consumir desaforadamente, a comer y beber sin límite y a viajar. Por tanto, es una fiesta pagana que significa "ocio" y "diversión" y esa es la clave de su éxito.