Quizá escarmentado Zapatero en carne propia tras cometer la temeridad de comprometerse a aceptar todo lo que viniera del Parlament Catalán.
Y por si con la palmada en la espalda a Rajoy no fuera suficiente, pellizco de monja a su compañero Pérez Rubalcaba: lo importante es tranquilizar las relaciones con Barcelona. Lo secundario, si se hace o no desde el federalismo.