CON MIGUEL VENEGAS

Orson Welles y la pelota vasca

Miguel Vengas recuerda la figura de Orson Welles y su estancia en Euskadi, donde descubrió la pelota vasca.

Miguel Venegas

Madrid | 31.10.2020 17:56

Me gusta recordar cada año el día en que la radio creó el pánico en Nueva Jersey interpretando La Guerra de los Mundos. Entonces teníamos poder, o al menos lo tenía Orson Welles, que se hizo famoso y se pudo permitir su Ciudadano Kane y despúes todo lo demás.

Welles tendría hoy 105 años y quizás seguiría grabando películas por España, fascinado con nuestras cosas. No era un amante del deporte, desde luego, pero en una ocasión se le vio embobado asistiendo a un espectáculo atlético cámara en mano y gesto profundo. Fue en 1955 y fue en Euskadi, y fue para descubrir la pelota vasca.

La BBC le había encargado una serie documental sobre rincones y cultura europea y los dos primeros capítulos los dedicó a Euskadi. El segundo, se titulaba La Pelota Vasca, y venía a ser una oda a una cultura y folklore remotos para Welles, un rincón de la Arcadia que siempre buscó por España.

"Hablan una lengua extraña y de origen desconocido. No. Los que aquí viven no son ni franceses ni españoles; son vascos". El director relata con fascinación su paseo por los pueblos fronterizos, por los montes, mientras la cámara muestra a un cura jugando con destreza en el frontón del pueblo, y a un paisano mostrando las llagas de su mano derecha, encallecida por la pelota maciza.

El reportaje quedó olvidado y lo cierto es que más de medio siglo después la pelota vasca sigue sin salir del norte. Allí es un espectáculo modernizado, con su estética, su televisión y sus apuestas. Al sur de La Rioja, apenas es una rareza que algunos reconocen en la cultura vasca. Y eso que en Madrid han restaurado el Beti-Jai, en la zona noble de Chamberí, un frontón muy popular a principios del S.XX.

La pelota vasca ha aparecido en Los Simpsons, que es como formar parte del mundo posmoderno. También en Mad Men o en Miami Vice, y en Airbag la película empieza con un duelo entre Rubén Beloki y Julián Retegui.

La pelota vasca ha competido en cuatro Juegos Olímpicos, en París, México y Barcelona. Orson Welles nunca se metió en un frontón a golpear la pelota con la mano abierta. Pero siguió sus rutas hacia el sur para seguir su enamoramiento con la Arcadia española, donde abrazó Ávila, El Quijote, San Fermín y sobre todo, los toros.

Welles está enterrado en Ronda porque su hija le oyó decir que allí había sido feliz y allí quería quedarse.

Vayan al tajo de Ronda, por donde pasó, y al Jai-Alai, y a los pueblos vascos, donde descubrió el único deporte de España que sí le fascinó.

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