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Rubén Amón indulta a Santiago Abascal: "Me ha convencido su campaña ecuestre"

Procedo al indulto de Santiago Abascal porque me ha convencido su campaña ecuestre. Y porque su cruzada a caballo con los jinetes de Vox por las tierras profanadas de Andalucía, entre Curro Jiménez y Chiquito de la Calzada

ondacero.es

Madrid |

Procedo al indulto de Santiago Abascal porque me ha convencido su campaña ecuestre. Y porque su cruzada a caballo con los jinetes de Vox por las tierras profanadas de Andalucía, entre Curro Jiménez y Chiquito de la Calzada redunda en la pureza patriótica, en el derecho natural de la españolía, así como despeja el camino de la Reconquista.

No me extraña que haya prosperado su partido en Almería. Qué lugar mejor para inculcar la figura del justiciero que las tierras del spaghetti western. Abascal monta a caballo y lleva pistola, una Smith and Wesson. La barba y el bigote enfatizan su virilidad. Y promete restaurar la ley y el orden allí donde el Estado ha dejado de hacerlo.

En la era de la tecnología y de la globalización, Abascal apela a la cabalgadura, a la bandera y a la Biblia, como esos pastores, sacerdotes, del Oeste que se concedían el privilegio de suspender el quinto mandamiento.

Y no me sorprendería que algún mitin terminara con el linchamiento de un musulmán. Sería la manera de exteriorizar en el mar de plástico la señal de la cruz sobre los infieles. Abascal ha convertido Vox en un partido racial, confesional y marcial.

Nos lo tomamos un poco a risa, pero convendría tomárselo en serio. El escaño que Vox va a conquistar en el parlamento andaluz refleja su pequeñez, pero es sintomático del tamaño que puede ir adquiriendo explorando y explotando los instintos, los miedos.

Abascal ha adelantado al PP por la derecha. Y ha puesto pilas al megáfono de la xenofobia, el supremacismo, el nacionalismo, pisoteando con las herraduras de sus caballos el texto sagrado de la Constitución.