CON MARINA HERVÁS

La música pop y el cine: su evolución a lo largo de los años

En 'Más de uno', Marina Hervás repasa la evolución de la música pop en el cine y las distintas técnicas que se utilizan para adaptar canciones pop a películas.

ondacero.es

Madrid | 27.03.2023 12:58

Los musicólogos todavía están en el proceso de definir el pop, pero generalmente se entiende por 'pop' una música fácilmente consumible -más sencilla en estructura y contenido-, que prioriza la voz y la melodía sobre todo lo demás y que nos hace generar marcos de intimidad que conectan directamente con nuestra vida por su contenido realista.

Popeizar y despopeizar la música para el cine

Estas ideas nos permiten analizar también la “popeización” de la música. Con los hits “clásicos” se ha hecho de todo con lenguaje del pop, como, por ejemplo, el de Walter Murphy para 'Fiebre de sábado noche'. En esta película, no se usa esta conocida música clásica por casualidad: es una forma de apropiarse de un repertorio, de elevar al personaje (que, recordad, contrata su vida de ‘currela’ con sus triunfantes sábados de baile).

Pero también se puede "despopeizar" la música. Dimitri Tiomkin, el compositor de 'Solo ante el peligro', utiliza una canción (asociada a lo que se llama el “singing cowboy”, el cowboy cantante, una figura clave al inicio del cine sonoro) que presenta al principio y repite una y otra vez pero… llevándola a la orquesta. Con eso, pasa de lo mundano a lo épico. Así escuchamos este 'Do not Forsake oh My Darling'.

Estilísticamente aún no es pop del todo, y es cierto que recuerda al country. Lo importante de esta canción es que anticipa una estrategia usual en el cine de hoy, pero que era muy extraña en las películas de 1952, que es cuando se estrena esta película. Y esa estrategia es vender la canción aparte de la película. De esa forma el marketing, así, fue doble.

Música diegética como 'Moon River'

Otro ejemplo más conocido, ganador también del Óscar, es 'Moon River' de la película 'Desayuno con diamantes'. La estrategia de meter la orquesta, que no se ve, se llama "superdiegética".

La diégesis consiste en música que pertenece al presente de los personajes y, por así decir, es evidente para ellos. Por ejemplo, si vemos a los personajes bailar en una fiesta con música que suena de un altavoz, es diégetica. Es no diegética toda la música “de fondo”, aquella que acompaña la acción pero no se emite desde el presente de los personajes. La música que solo percibimos los espectadores, y no los personajes, no es diegética.

¿Y por qué decimos que es “superdiegética”, entonces? Pues porque se nos da por “natural” que a la Audrey Hepburn –o Holly Golightly– la escuche perfectamente su vecino Paul desde el piso de arriba (de hecho, no afecta nada cuando abre la ventana para asomarse a escucharla –también podríamos hablar de “falsa diégesis”–), así como la cuerda que entra para engrandecer la aparente “cancioncilla”.

La integración del rock en el cine

Seguimos con nuestro recorrido. ¡Nada es inocuo en el mundo de la cultura! Tampoco la primera aparición del rock, en este caso 'Rock around the clock' (Bill Haley and His comets), en el cine. Sonaba en la cabecera y en los créditos de 'Semilla de maldad' (1955) y fue lo que catapultó a la fama a la canción, lanzada un año antes.

La película arranca con un mensaje claro mientras suena el solo de batería. En este momento, año 55, el rock estaba naciendo, así que durante la película solo suena una versión en big band de la canción… no había que pasarse con modernidades, y el jazz estaba mejor integrado que el rock.

Poco a poco, el rock se integra en el cine y se convierte en signo de modernidad y juventud. Se hace, sobre todo, con las películas de músicos que se convertían en actores, como Elvis y Los Beatles, y que hacen de trasunto o versiones de sí mismos. Es decir, se incluyen escenas donde cantan o hacen que cantan, vaya. Esto no se agota en los 50-60, sino que sigue: pensad, por ejemplo, en Whitney Houston en 'El Guardaespaldas' y los temazos que nos regaló, aunque alguno fuera una versión.

Adapatación de la música pop al cine

Es en 'El Graduado' cuando la música de Simon and Garfunkel se usa con la misma función que otra música desempeñaba para la banda sonora. Porque -esto es muy interesante- un típico problema de la música pop es que se canta, lo que dificulta incluirla en un diálogo. En El Graduado hay varias adaptaciones.

Una es de volumen: cuando vemos a Benjamin (Dustin Hoffman) en el vuelo y abruptamente se cuela la canción: los sonidos del aeropuerto siguen sonando, pero ya no se entienden bien. Importan para dar realismo, mientras que la música nos anticipa la psicología del personaje (soledad, extrañeza).

Otra opción para solventar el problema de que la canción se integre en los diálogos es la adaptación de la duración. Mientras Benjamin intenta saber dónde se va a casar Elaine, suena una parte rítmica de 'Mrs Robinson': Benjamin miente diciendo que es el reverendo que tiene que conducir la ceremonia. Cuando consigue averiguar dónde es la boda, sale corriendo (aumenta el volumen, y así la tensión), da un golpe sobre una mesa y la música lo refuerza (algo que llamamos, técnicamente, puntuación) y comienza la búsqueda. Pero se queda sin gasolina (la música nos lo anticipa…).

Cuando una canción que ya existe se usa en una película

También hay ocasiones en que una canción que ya existe se usa en una película para darle sentido, o para reforzar alguna idea a través de lo que dice el estribillo, o el título, o lo que sea. Esta práctica se populariza sobre todo a partir de los años 80. Por ejemplo esto ocurre con la canción 'When a Man Loves a Woman', un tema de soul que lanzó a la fama Percy Sledge en 1966 y que Michael Bolton puso otra vez de moda en 1991…

Cuando en el año 94, tres años después, se estrenó la película 'Cuando un hombre ama a una mujer”', el tema suena como fondo en una escena de un bar donde se encuentran los protas. Y además esto tiene una función, porque la música ya conocida por todos permite a los espectadores sentir una conexión emocional inicial con el contenido y, además, tener ya una idea previa de qué iba la cosa.

Música preexistente para escenas de tortura

Otra opción casi contraria es la de que, entre otros, usa Tarantino: coger música preexistente para ponerlas en escenas de tortura. Es lo que se llama un uso “anempático” de la música.

Mr. Blonde Baila con la canción y comienza la tortura. La cámara se aparta y solo escuchamos la música y los gemidos de dolor: es mucho peor lo que imaginamos que lo que, de hecho, podemos ver. La música que no acompaña emocionalmente nos potencia la sensación de extrañeza, de estar viendo algo que no debemos ver.

No querían una canción pop para Titanic

Y la última estrategia de esta selección: ¡La canción “de” la peli! Es decir, canciones que no salen en la película pero potencian el marketing previo. Hay un caso clarísimo: Titanic.

Básicamente, James Horner cogió un motivo de la banda sonora y escribió la canción entera, pero no aparece en la película. La cosa es que es un motivo tan sencillo y repetitivo que lo identificamos rápidamente. Lo que nos dice, al final de la peli, es que esta canción es “de” Rose, pues (¿puedo spoilear?) cuando se reúnen Jack y Rose en el “sueño” final se une esta melodía de 'My heart will go on' y el tema irlandés, de Jack:

James Cameron, el director, no quería una canción pop para su peli para que no le acusaran de barato. Pero al final Horner le convenció y lo demás es historia, como se suele decir.