El tiempo se acaba. Para frenar la remontada de Trump. Para acelerar la caída de Hillary. Según el equipo de campaña de que se trata.
En menos de cuarenta y ocho horas estaremos escuchando el discurso triunfal del ganador y el discurso resignado del derrotado. Aunque si el derrotado es Trump conviene ir teniendo en cuenta que la resignación no forma parte de su vocabulario. Los pronósticos en esta mañana de lunes son favorables a la señora Clinton. En número total de votos está entre 1 y 4 puntos por delante. Y, más importante, en estimación de votos electorales —lo que pesa cada uno de los estados en la decisión final y el pronóstico en cada uno de esos estados— hay un 65% de que la presidenta acabe siendo ella. Bien es verdad que en estados tan poblados como Florida, Pensilvania u Ohio las encuestas están tan apretadas que podrían acabar cayendo del lado azul, los demócratas, o del colorado, que aquí son los republicanos.
Cómo se pueden examinar miles de correos electrónicos en sólo unas horas. Trump cuestionando al FBI y acusando a Hillary de forzar el sistema en su beneficio. El mismo Trump que unas horas antes se encomendaba al FBI como garante de que Hillary acabaría ante un tribunal.
Porque ha sido el mismo el mismo FBI (o el director del FBI) que sacudió la campaña de Hillary revelando la existencia de una nueva investigación sobre sus correos electrónicos le dio ayer oxígeno al revelar que no han encontrado nada incriminatorio en ellos. Liberando de la presión a la candidata y permitiéndole volver a poner el foco (o intentarlo) en las recetas económicas y la creación de empleo.
Empleos de calidad fruto de la mayor inversión pública desde la II Guerra Mundial.
En el entorno de la señora Clinton se recibió ayer con euforia el comunicado del FBI, aunque siguen sin tenerlas todas consigo respecto del resultado de mañana. Este país es encuestolandia. Aquí se difunde una encuesta nueva cada hora. Por distritos, por comunidades, por estados bisagra. El tembleque que sufren los demócratas desde hace diez días no ha cesado.
La candidata Clinton —no es un secreto— registra un alto grado de rechazo entre el electorado (no ha generado una corriente popular equiparable a la que supuso hace ocho años Barack Obama). Si gana mañana hará, nadie lo duda, historia en este país. Nunca antes una mujer había llegado tan lejos en la política estadounidense. Y aun así, representando su posible triunfo un hecho inédito, no consigue ser vista como una novedad sino como todo lo contrario: la carrera política tradicional, los apellidos de siempre, lo viejo. Obama hace ocho años también predicaba contra Washington, se le veía como un renovador, un impulso nuevo. Hillary, por el contrario, es conservar lo que hay. Y sólo porque tiene enfrente a un adversario como Trump eso, la no-novedad, puede ser contemplado como un activo.
Se ha dejado la garganta la señora Clinton en los mítines. Frente a un rival que es el menos parecido a ningún otro candidato que haya presentado antes el Partido Republicano.
Lo de Trump es otra cosa. Él no se presenta como líder de un partido, sino de un movimiento. El movimiento contra el sistema fracasado y corrupto. Contra las personas que, dice, han arruinado el país. Éste es el último spot que ha difundido.
El liderazgo débil. Ésta idea que ha martilleado durante toda la campaña: que sólo él volverá a hacer de los EEUU una nación ganadora. Y si por el camino tiene que ser políticamente incorrecto, lo será.
Es el candidato que no tiene pelos en la lengua, que se moja, que sacude a todos, les pone motes. Ése es su personaje.
No vamos a sorprendernos de que ese estilo triunfe porque sabemos que triunfa, también en Europa, en varios ámbitos, no sólo el político. Lo inédito es que es que aquí haya llegado tan lejos.
Hasta estar merodeando este edificio que tengo ahora mismos a dos manzanas, la Casa Blanca.
Emitimos hoy Más de uno desde la capital política de los Estados Unidos. En esta semana de desenlace y con tantas noticias relevantes por delante. Nuestra cobertura especial de las elecciones estadounidenses en alianza con NTN24 y RCN Colombia.
La coña del Saturday Night Life: como gane este tipo os arrepentiréis y vendréis a suplicarme que me presente yo de nuevo. ¿Y sabéis lo que os digo? Que venga vale, lo intentaré otra vez.
Encuestolandia. Encuestas igualadas. Por reparto de votos electorales, se le complica también.
La costa oeste es Cinton. California, Oregón, Washington, Nevada.
No es un partido, es un movimiento. Último spot de Trump: contra el sistema. Fracasado y corrupto. Las personas estúpidas que han arruinado el país. El liderazgo débil que ha cedido ante los enemigos.
Clinton con artistas y famosos que le dan su apoyo. Entrevistas en programas de radio, musicales de público hispano y negro. Treinta.
El spot con la canción de Katy Perry.
Emisión en los estados donde está reñido el resultado. Arizona, Colorado, Florida, Iowa, Michigan, Nevada, New Hampshire, North Carolina, Ohio, Pennsylvania and Wisconsin.