En media hora volverán a saludarse el rey Felipe y Pere Aragonès. El presidente catalán ya comprobó anoche que no le salen ronchas por sentarse a la misma mesa que el monarca para cenar y esta mañana confirmará que, en efecto, estar a medio metro del rey mientras éste inaugura el Mobile no le convierte en monárquico. Ni en monárquico, ni en cortesano, ni en tibio, ni siquiera en defensor de la Constitución (de la que emana, por cierto, el cargo que él desempeña). Ni le convierte en español, porque español ya es, aunque sueñe con dejar de serlo cuanto antes.
"Aragonés al menos admite que el rey es rey también en Barcelona"
Compartir cena con el rey y compartir con él la inauguración, esta mañana, del Mobile sólo le convierte en un cargo público que sabe cuáles son sus obligaciones y las cumple. Y también, en una persona bien educada, que tampoco sobra. A los líderes independentistas les indignó que el rey saliera en defensa de la Constitución el tres de octubre de 2017, que ni fuera neutral, dijeron, como si el jefe del Estado pudiera ser neutral cuando un gobierno autonómico está intentando anular la Constitución en su territorio. Torra justificó todos sus desplantes al rey en el hecho de que él no le reconocía como tal: no había rey en Cataluña. Aragonès al menos admite que el rey es rey también en Barcelona. Ahora sólo le falta admitir que tal como el monarca habla y se sienta con dirigentes que han hecho bandera de la refutación de la Corona, y del Borbón ---ahí está la señora Colau---, al presidente de Cataluña le corresponde hablar y sentarse también con aquellos que le cuestionan. Y que combaten el independentismo con la misma vehemencia que éste reivindica para su causa. La vehemencia en la defensa de las posiciones no está reñida ni con la educación ni con el respeto a las normas de convivencia. Como bien sabe Aragonès. Que sabe también que septiembre y octubre de 2017 fueron todo lo contrario a eso.
El Mobile, feria principalísima de Barcelona, vuelve tras el parón de la pandemia.Hoy resulta lógico decir que el Mobile se canceló en 2020 y se canceló pronto y bien, pero hace dieciséis meses, cuando los organizadores suspendieron la feria tras el goteo de bajas de empresas por el coronavirus, lo que hubo fue una arremetida del gobierno contra la organización: llegó a sugerir la vicepresidenta Calvo que el Covid era una excusa. Desde la Moncloa se alimentaba la idea de que era la guerra comercial entre Trump y China por el 5G la verdadera razón de la suspensión. Pelillos a la mar que aquello ya pasó.
En 2020 la vicepresidenta Calvo llegó a sugerir que la cancelación del Mobile por el Covid era una excusa
John es John Hoffman, el consejero delegado de la empresa que organiza el Mobile. En la cena de anoche compartieron mesa el rey, Sánchez, Aragonès, Colau y los organizadores de la feria, muy al tanto (a estas alturas) de que la relación de la alcaldesa y el president con el rey Felipe es escasa tirando a inexistente. Sólo la relevancia económica de la feria, y el tener que quedar bien con quien la organiza, hace posible que Aragonés se preste a compartir mesa con don Felipe, más allá de concordias, reencuentros y nuevas etapas.
Tuvo a bien el presidente de la Generalitat de no incluir en su discurso el estribillo con el que ha estrenado su presidencia: amnistía y autodeterminación. Y ocurrió que así como el president hizo toda su intervención en inglés y Sánchez la hizo en español, fue el rey quien alternó el español con el inglés y con el catalán. Tampoco es que el rey se saliera del guión ---agradar a la organización, exaltar la relevancia de la feria y destacar las virtudes de Barcelona---, pero puestos buscarle alguna frase que pudiera interpretarse como alusión al diálogo entre el gobierno central y el autonómico catalán, hay finos analistas que han encontrado esto.
Una apelación a unir esfuerzos para la reconstrucción económica. Aragonès, que se quedó a cenar, no se privó de tener antes de la cena uno de esos gestos, o gestitos, que gustan de hacer los líderes independentistas para que no parezca que olvidan, ni por una noche, que están inmersos en una misión histórica. El gestito de anoche fue ausentarse de la recepción al rey, este acto litúrgico, y de mera educación, que consiste en que las autoridades locales esperan a la llegada del invitado para saludarle.
"Recibe el president en la sede de la presidencia catalana a los indultados de Sánchez"
Tras el gestito hoy llegará el gesto: recibe el president en la sede de la presidencia catalana a los indultados de Pedro Sánchez. Entre ellos, su mentor e ideólogo del reencuentro, Oriol Junqueras. El pope del que está por ver si Aragonés decide, o no, emanciparse. El director de La Vanguardia, Jordi Juan, intentó sacarle a Junqueras en la entrevista de ayer una frase que pudiera interpretarse como apuesta clara por la convivencia y la concordia. Preguntó y repreguntó. Pero no consiguió escuchar más que una nueva versión de lo de siempre: sin referéndum de autodeterminación, nunca se acabará el conflicto. Lo más lejos que llega Junqueras es a aplaudir a Sánchez por sentarse a negociar.
Junqueras insiste en lo de siempre: sin referéndum de autodeterminación nunca se acabará el conflicto
Rufián presumió en su día de haber arrastrado a Sánchez hasta sentarlo en la mesa de negociación. Pero ahora toca sacar el lado más afable y conciliador de Junqueras.
Sánchez, que mañana recibe a Aragonés en la Moncloa, ha concedido esta mañana una entrevista a la cadena Ser. Desde que fue investido en enero de 2020 ha dado una entrevista a la Ser, al comienzo de esta temporada, y otra entrevista a la Ser ahora que la temporada se termina. Entre ambas no ha encontrado tiempo para ser entrevistado ni en Onda Cero ni en la Cope. Ni en ninguna otra cadena de radio que yo recuerde. ¿A qué se debe, presidente?