- Leonardo....algo. No, espera, Leonardo, no, Leopoldo. Leopoldo no sé qué. Echániz, creo. No, Echániz no, es más largo, Echegaray, o algo así. Gómez Echegaray. O González. Espérate que lo miro porque me estoy liando. A ver, apunta: Leopoldo González Echenique. Éste es el que han propuesto.
- Leopoldo González Echenique. Vale, ¿y quién es?
- Ah, no sé, uno que estuvo con Piqué en Industria. Digo en Ciencia y Tecnología, se llamaba.
No sólo en la redacción de TVE, claro, pero sobre todo en esa redacción (y también en el Congreso, donde algunos diputados del PP estaban a por uvas), se pusieron a buscar unos en google y otros en el servicio de documentación la biografía, el currículum y las pistas que pudiera haber de cómo respira, este hombre que va a ser el nuevo boss de la radio y la televisión pública y cuyo nombre no había aparecido en ninguna quiniela.
Los presidentes de gobierno disfrutan en ocasiones como ésta, cuando pueden demostrar que el poder lo tienen ellos, que los nombres los eligen ellos y que sorprender -sea con la libreta azul, sea poniendo a pasar revista a las tropas a una mujer embarazada, sea haciendo ministro de Exteriores a Margallo- sorprender es recordar quién manda. Y para una decisión que puede tomar Rajoy sin consultar antes a Merkel, y sin consultar a Rubalcaba una vez que el presidente cambió la norma para poder elegir presidente de la tele pública él solo, la ha tomado sin consultarla antes más que con un grupo de colaboradores muy reducido entre los que se encuentran la vicepresidenta Sáenz de Santamaría y la secretaria de Estado de Comunicación. Pusieron unos pocos nombres, de perfiles profesionales distintos, encima de la mesa, el presidente se inclinó por Echenique y hoy ya se acabó el misterio. O el misterio comienza, según se mire.
Rajoy ha desojado su margarita, una de ellas (porque tiene pendientes el gobernador del Banco de España, los magistrados del Constitucional, el Defensor del Pueblo, el próximo presidente del Poder Judicial si lo de Dívar se pone aún más feo...) Ha deshojado una de sus margaritas, que igual era la más controvertida porque RTVE, aunque sea una más de las empresas públicas que aún posee el Estado, se diferencia del resto en que ella es la que hace los telediarios. Si la duda era si se escogería para el cargo un gestor o un periodista, la respuesta es lo primero. Echenique estudió Derecho y Empresariales, su relación con el periodismo es ninguna. Si esto permite aventurar ya qué idea tiene Rajoy de cómo deben ser los informativos de la televisión pública y cómo debe ser la persona que los dirija, la respuesta es “no”.
Dado la condición de “gestor puro y duro”, como se dice ahora, del nuevo presidente de RTVE, todo indica que al director de Informativos se lo van a dar hecho. Le dirán: “llama a esta persona y ofrécele el puesto”. “¿Y si dice que no?” “No te apures, ya lo ha aceptado. Antes de que le llames tú, ya le hemos llamado nosotros”. Salvo gran sorpresa, así será como sucedan las cosas. Tampoco vamos a descubrir el océano: que la empresa pública R-T-V-E sea capaz de apañarse con menos dinero que antes, reduciendo costes y cerrando sin déficit sus cuentas le preocupa a Cristóbal Montoro; al resto de los dirigentes políticos del país lo que les preocupa es cómo les tratará el telediario. Eso incluye a los ministros, los presidentes autonómicos, Chacón y Rubalcaba y los líderes de los partidos minoritarios.
Cuando los dirigentes políticos ponen la tele no es para ver si los documentales de la 2 responden a la tarea divulgativa que se atribuye a la televisión pública o si en Saber y ganar Jordi Hurtado sigue vivo, se ponen el telediario para ver cómo de bien o de mal les trata a ellos y cómo de bien o de mal trata a sus adversarios. Chacón, por ejemplo, para ver cómo tratan a Alfredo. Por eso el nombre que esperan a conocer es el de los Informativos. Y en eso, la identidad del presidente de la Corporación ha resultado dar cero pistas.
Todo lo que se sabe, en términos políticos, del señor Echenique es que trabajó a las órdenes de Piqué cuando éste fue ministro de Ciencia y Tecnología. Pero bueno, también Luis de Guindos trabajó a las órdenes de Rodrigo Rato en Economía y mira cómo ha terminado lo de Bankia. Rectifico: lo de Bankia no sólo no ha terminado sino que, en lo que hace a su vertiente política, al examen de la gestión de los últimos años y las responsabilidades, es ahora cuando empieza. Comisión de investigación, de momento, no va a haber, pero el discurso del PP según el cual sería contraproducente airear ahora en público las miserias de Bankia ha recibido un torpedo en forma de impugnación firmada por uno de los líderes más admirados y más queridos por la parroquia popular: el señor Rato. Que al poner en duda que hagan falta tantos miles de millones de euros para sanear el banco está acusando al gobierno de hacer mal su trabajo y de velar poco por el interés de los contribuyentes, palabras mayores tratándose de un gobierno que empezó por asegurar que no destinaría ni un euro público al sostenimiento de los bancos.
En el PP están las opiniones divididas entre quienes opinan que Rato se ha comportado de manera irresponsable y quienes le defienden alegando que tiene derecho a dar su versión de los hechos, dado que es su gestión la que ha sido tirada por la ventana. La suya y la del Banco de España, que dio por bueno el plan de saneamiento diseñado por Rato, que también necesitaba de inyección de capital del Estado -7.000 millones frente a los 19.000 que pide Goirigolzarri-. Los dos planes son conocidos y en algún momento le tocará al supervisor (con este gobernador o con el siguiente) explicar en qué basó su criterio.
Hoy la dirección del PP ha ignorado la muleta que el ex ministro empuñó la semana pasada. Cospedal ha dicho que no va a entrar en polémica con Rato para “no crear más alarma en el sector financiero”. De lo que se desprenden dos cosas: primera, que se siente en condiciones de rebatir los argumentos que Rato da en contra de la fórmula elegida para salvar Bankia (ya no ven al ex vicepresidente como alguien infalible en lo económico); y segunda, que Cospedal admite que hay alarma en el sector financiero.
Polemizar, dice, crearía más alarma. Porque alarma, entonces, hay, aunque el presidente Rajoy siga negando que el subidón de la prima de riesgo tenga nada que ver con cómo se está abordando la operación limpieza de los bancos. En opinión de Cospedal, el gobierno lo está haciendo todo bien. En el sector bancario y en el resto. Tan bien lo está haciendo todo, que es la Unión Europea quien debería admitirlo de una vez y actuar en consecuencia. Ya hemos hecho todo lo que nos exigieron, viene a decir la número dos del partido que gobierna, luego ahora han de cumplir ellos asegurando nuestra estabilidad financiera. ¿Pedir nosotros el rescate? Pero qué broma es ésa, ¿no? Si nosotros somos las víctimas de la intransigencia y la insolidaridad europea. El PP difunde ahora mensajes de optimismo patriótico: podemos salir de ésta por nosotros mismos, coincidiendo con la Eurocopa, podeeemos. He aquí nuestro nuevo grito de guerra: ríndete, Europa, ríndete.