OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "El bienestar (animal) de la coalición"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre las continuas discrepancias en el seno de la coalición de Gobierno tanto por la ley de bienestar animal, la ley trans y la reforma de la ley del 'sólo sí es sí'.

Carlos Alsina

Madrid | 09.02.2023 08:42 (Publicado 09.02.2023 08:30)

La Vía Dolorosa que está recorriendo el gobierno esta semana llega hoy a una nueva estación: los animales. La ley de bienestar animal cuyo proyecto dejó encarrilado aquel vicepresidente que tuvo Pedro Sánchez, ¿cómo se llamaba?, uno que llevaba coleta y chaquetas muy anchas. Eso, Iglesias. Iglesias Turrión.

Casi tres años hace del primer anuncio de este proyecto, cuando aún estaba encantado Iglesias de ser vicepresidente del Gobierno porque desde el poder es desde donde iba a poder cambiar España. Luego ya sabemos que se aburrió del cargo y se inventó aquello de frenar el fascismo en Madrid para probar suerte en las autonómicas y, visto el resultado, marcharse a su podcast.

Pero el proyecto siguió adelante, pese a los muchos bulos, distorsiones y caricaturas que sobre él vertieron quienes nunca lo apreciaron, y hoy llega a su primera gran prueba parlamentaria, heredado el proyecto, y mejorado, por la ministra Belarra.

La ley de bienestar animal

La nueva norma introduciría cambios en la vida cotidiana de quienes tienen animales en casa, que son muchos millones de ciudadanos de nuestro país: se estima que hay treinta millones de animales de compañía en los hogares españoles. Novedades que traería, y pongámoslo todo en condicional por si acaso: el seguro de responsabilidad civil obligatorio, por ejemplo, la esterilización de los gatos, o el curso previo para poder tener un animal de compañía (que, en realidad, es recibir información sobre las obligaciones que genera, incluida la de no dejar solo al animal más de veinticuatro horas); acotaría la cría de animales de compañía sólo a criadores registrados, nada de venta de cachorros entre particulares; endurecería -y esto ya es código penal- el castigo a quienes ejercen el maltrato.

Lo que ocurre es que hoy la atención no va a estar puesta en estos aspectos tan interesantes del proyecto de ley sino en si tiene votos suficientes para no naufragar en el Congreso.

Con la ley trans ganó el pulso Podemos

La historia de este proyecto es muy parecida a la de la ley trans, bendecida ayer por el Senado y en puertas ya de su aprobación definitiva. ¿Por qué? Porque el Consejo de Ministros, PSOE-Podemos, aprobó un texto en agosto… pero luego el PSOE dijo que tenía que se corregido.

Con la ley trans, acuérdese, el Gobierno, PSOE-Podemos, había visto bien que los menores de edad, pero mayores de catorce de años, no necesitaran aval judicial para cambiar su nombre y su sexo en el registro. Pero luego llegó el grupo socialista, a las órdenes de Sánchez, y cambió el criterio. Se desató una guerra (otra) entre el PSOE y Podemos (y dentro del PSOE, que si Carmen Calvo, que si Carla Antonelli) y el pulso lo acabó ganando Podemos: la prueba es el texto que se ha aprobado en el Senado.

Podemos trenza alianzas con los socios tradicionales en el intento de obligar al PSOE a recular

El proyecto de bienestar animal salió del Consejo de Ministros, PSOE-Podemos, incluyendo a los perros de caza en las obligaciones para los dueños. Pero luego llegó el grupo socialista, a las órdenes de Sánchez, y dijo que había que dejarlos fuera. Se desató la guerra PSOE-Podemos y ésta aún no sabemos cómo acaba. Los socialistas sostienen que es innegociable que los perros de caza estén al margen de esta ley, Podemos trenza alianzas con los socios tradicionalesen el intento de obligar al PSOE a recular. Con el riesgo de que si no lo hace, el proyecto entero, hoy, decaiga.

Por el camino, y esto ya no le sorprende a nadie, el PSOE ha achacado a Podemos mala técnica jurídica y Podemos ha acusado al PSOE de estar haciendo el caldo gordo a los maltratadores de animales. O sea que también en esto han seguido ladrándose.

Sánchez tira de autoelogio

Hasta cuando parece que va a hacer examen de los pecados lo que le acaba saliendo a Sánchez es un elogio de sí mismo. Ayer se le recordó en el Congreso que la cuatrocientas rebajas de penas a violadores de los últimos cuatro meses son consecuencia de la reforma penal que diseñó su Gobierno y su respuesta fue, primero, el autoelogio: ‘yo doy la cara’. Segundo, una lista de asuntos en los que entiende que hay que ponerle una medalla, la inflación, el gas, los fondos europeos. Y tercer y último, el reproche al adversario. Mientras él da la dara, valiente, Fejóo tira la piedra y esconde la mano. Porque aceptó comer con Tamames. Así, como si fueran cosas equiparables: cuatrocientos violadores con la pena aliviada frente a una comida en casa de Tamames. No tuvo su mejor día el presidente.

La ministra de Justicia sí dio la cara

Frente a su táctica escapista en lo del sólo sí, quien de verdad dio la cara fue la ministra de Justicia.

La ministra de Justicia pareció ayer anímicamente sobrepasada por el grado de vileza que ha alcanzado la bronca que mantienen el PSOE y Podemos. Pilar Llop no parece la clase de personas que disfrutan con una buena gresca política o parlamentaria. Tampoco de la clase de dirigentes políticos que dedican la mitad de su jornada a fabricar eslóganes, consignas o reducciones de cuestiones complejas a frases simplonas para vencer en eso que los cursis llaman la batalla del relato y que, en rigor, es la competición por ver quién manipula mejor los hechos para ganarse adeptos.

Que vengan ahora a acusarla de machismo, de falta de empatía con las víctimas, más que indignarle me temo que le duele

Con Pilar Llop ocurre que ella fue jueza antes que política y delegada del Gobierno contra la violencia de género antes que ministra de Justicia. Que vengan ahora a acusarla de machismo, de falta de empatía con las víctimas, de querer volver a la manada más que indignarle me temo que le duele.

Imagino que le ocurriría lo mismo a la jueza Rosell, delegada actual contra la violencia de género, si mañana saliera una ministra socialista a sugerir que está contra las mujeres y a favor de quienes las maltratan.

Pilar Llop explicó el martes, con más nitidez de la que hubiera querido la Moncloa, que el problema no está en la aplicación de la ley del sólo sí por parte de los jueces, que el problema está en la ley. Puso ejemplos de abaratamiento de penas que no son interpetables, simplemente son.

"Asumo en primera persona lo que pueda pasar"

Ayer debieron de indicarle desde arriba que cambiara el discurso. Porque evitó insistir en los graves defectos de la norma -y evitó replicar a Podemos- y se centró en las virtudes de la ley y la necesidad de hacerle un par de ajustes.

Su frase ‘asumo en primera persona lo que pueda pasar’ sonó a que no tiene la menor certeza ni de que su propuesta de reforma vaya a prosperar en los términos que ella considera irrenunciables ni de que ella misma cuente en esta negociación, choque, bronca o lo que sea, con el respaldo incuestionable del presidente.

Que la frase ‘asumo en primera persona’ sólo se le haya escuchado, hasta hoy, a quien no formó parte del consejo de ministros que aprobó la ley es lo más revelador que ha sucidido esta semana sobre las prioridades, el talante y la personalidad, de los protagonistas de esta historia.