LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "Sin ningún disimulo, tres ministros amplifican un bulo"

Marta García Aller reflexiona sobre el bulo que se ha hecho eco en el Gobierno de España de que un agente de la UCO iba a colocar una bomba lapa a Pedro Sánchez.

Marta García Aller

Madrid |

Los bulos y la desinformación representan una amenaza global para la libertad y para la democracia. Lo advierte el Gobierno de España. El Ministerio de Exteriores detalla en su web cómo los bulos pueden usarse para manipular la opinión pública. Añade, además, que España está firmemente comprometida en la lucha contra la desinformación. Dice que todos los ministerios lo están.

Los que no lo están, por lo visto, son todos los ministros. Este fin de semana, tres ministros, tres, se han hecho eco de un bulo en el que se decía que un agente de la UCO amenazó con colocar "una bomba lapa" al presidente Sánchez. Lo hizo Pilar Alegría, ministra portavoz, lo hizo la vicepresidenta María Jesús Montero, y el ministro Óscar López, cuyo ministerio de Transformación Digital, por cierto, está comprometidísimo con la lucha contra los bulos y anunció ayudas a los medios contra la desinformación.

Los ministros hacían referencia a un fragmento de una conversación descontextualizada que publicó El Plural el viernes y que resultó ser errónea. No era el agente de la UCO, hoy en el Gobierno de Ayuso, el que fantaseaba con atentar contra el presidente del Gobierno. En el chat completo se lee lo contrario: el agente ironizaba sobre la posibilidad de que esa bomba se la pusieran a él.

Una vez desmentido el bulo, que, en el mejor de los casos, fue un malentendido, ni María Jesús Montero, ni Pilar Alegría ni Óscar López han rectificado o pedido disculpas por atribuirle al capitán de la Guardia Civil y, por extensión, a la UCO, una afirmación que ha demostrado ser falsa.

Qué extraño. Con lo en serio que dice este Gobierno tomarse la lucha contra la desinformación. ¿Rectificarán hoy?

El mayor peligro de las noticias falsas no es que nos cuelen mentiras. La estrategia más hábil de desinformación, el objetivo realmente peligroso es que, a fuerza de no saber ya de qué fiarnos, acabemos hartos, suspendamos el juicio. Y una vez instalada la sospecha, dejemos de creernos también lo que es verdad.

¿Moraleja?

Sin ningún disimulo, tres ministros amplifican un bulo.