CON DIEGO FORTEA

Historias de la radio: Inocentada a Carlos Pumares

Diego Fortea nos cuenta en Historias de la radio de Más de uno la inocentada que le gastaron a Carlos Pumares cuando él creía que estaba en directo.

ondacero.es

Madrid | 05.10.2021 12:00 (Publicado 05.10.2021 11:57)

Cuenta Primitivo Rojas, la voz corporativa de la desaparecida Antena 3 de Radio, que en esta cadena tiraban de muchísimos sonidos todo el rato: ráfagas, sintonías, efectos... Muchas veces, los técnicos no daban abasto. Vamos, que se les veía el sudor desde el otro lado del cristal. A lo mejor en cuarenta segundos podían pedirles cinco o seis ráfagas distintas. Se dice que alguno hasta salió huyendo del control, de los nervios.

Entonces, claro... los pobres necesitaban aliviar tensiones de vez en cuando, y decidían que la mejor manera de relajarse era gastarle alguna bromita a los locutores que pasaban por allí. Y es aquí donde entra la anécdota del técnico de Antena 3 de Radio, José María Goñi, que aún se acuerda de aquella noche que le tocó ponerse a los mandos de ‘Polvo de estrellas’, el programa de cine de Carlos Pumares... un 28 de diciembre... Día de los inocentes.

El programa de Pumares, lo recordaréis muchos, empezaba así... con el tema Star Dust de Bing Crosby, y con una voz que decía: "Polvo de estrellas en Antena 3 con Carlos Pumares".

Lo que ningún oyente llegó a escuchar jamás fue la versión alternativa de esta entrada o careta que perpetraron los técnicos aquel 28 de diciembre. Esa noche, a punto de comenzar ‘Polvo de estrellas’, como cada noche, Pumares entró al estudio principal, tomó asiento, y empezó a escuchar la sintonía de su programa... sin saber que todavía no estaban en directo, sino que José María Goñi estaba reproduciendo aquella careta sólo en los auriculares de Pumares.

En principio parecía la misma entrada... la misma música... la misma voz... parecía lo mismo, pero los técnicos añadieron un cambio muy muy sutil: "Polvo de estrellas, en Antena 3, con el cabrón de Carlos Pumares".

Pues imaginen la cara de Pumares en ese momento, que nunca fue precisamente un ejemplo de temple y serenidad.