CON JAVIER CANCHO

#HistoriaD: La probabilidad de lo inevitable

Vienen décadas en las que morirán muchos ancianos. Vamos a explicar el motivo. En Historia de la Medicina, con Javier Cancho, nos planteamos cuál es la probabilidad de lo inevitable.

Javier Cancho

Madrid | 17.10.2023 12:52

Pensemos en que hace 100 años aún no había penicilina. Cuando, ahora, la medicina genómica plantea tratamientos adaptados a la genética de cada uno. La esperanza de vida ha ido aumentando, retrasando lo inevitable.

Durante la historia de la humanidad, la muerte fue un acontecimiento impredecible: la mayoría moría repentinamente, a menudo a causa de enfermedades infecciosas. Pero, las infecciosas que casi siempre fueron mortales -ahora- son curables. Es decir, vivimos más o morimos más lentamente.

Fíjense en esta otra evidencia: a medida que aumenta la esperanza de vida, las personas retrasan su muerte, por tanto, el número de muertes ha ido disminuyendo. Pero, claro, todo el mundo tiene que morirse.

Como la próstata, la muerte nos sitúa ante un inesperado punto de inflexión: en 2022, fallecieron en España más de 460.000 personas. Hubo casi medio millón de muertos en un año. El punto de inflexión significa que la proporción de fallecidos va a aumentar.

Todos aquellos que retrasaron el último suspiro, todos esos, van a tener que enfrentarse al instante inexorable del último día. De modo que esa cifra del medio millón de muertos del año pasado aumentará aproximadamente un 20% durante los próximos 20 años, hasta que mueran en España 100.000 personas más cada doce meses.

Estamos ante un patrón estadístico. La Organización Mundial de la Salud estima que el número de muertes en todo el orbe aumentará de 56 millones en 2015 a 70 millones en 2030. Pero, ¿de qué va a palmar tanta gente?: la respuesta está en las enfermedades no transmisibles, es decir, las cardíacas y el cáncer.

Cuál es la siguiente conclusión: hace falta invertir en todo lo relacionado con cuidados paliativos. Históricamente, los cuidados paliativos se utilizaban después de que se hubieran agotado todas las demás opciones médicas; pero, ahora sabemos que funcionan mejor cuando se utilizan tempranamente junto con otros cuidados médicos.

Ella no necesita cuidados paliativos. Se llama Turritopsis dohrnii. Se la conoce como la medusa inmortal. El ciclo de vida de ese bicho comienza pareciéndose al de cualquier otra especie de medusa, sin embargo, ellas disponen de una habilidad de supervivencia extraordinaria. Regresan a su forma juvenil cuando sufren daños físicos. En teoría, pueden vivir para siempre. Para los humanos, esa opción es imposible.

La probabilidad de lo imposible sigue siendo cero. Mientras que la probabilidad de morir, a partir de cierta edad, la probabilidad de morir se nos duplica cada ocho años. La probabilidad de morir con 33 es de una entre 15.000, a los 42 será de una entre 750 y así sucesivamente hasta el instante último. El progreso médico de las últimas décadas ha cambiado la forma en que morimos. Lo que no ha cambiado es el hecho en sí, no ha cambiado la probabilidad de lo inevitable.