Carles Puigdemont ha presentado su pliego de condiciones. Pero, no se confundan. No son las condiciones para una investidura. Son las condiciones para sentarse a negociar una investidura. Él no ha aguantado fugado de la Justicia en Waterloo tantos años para prestarse ahora a un juego político convencional.
Puigdemont va a por todas y por eso lo primero que demanda es sentarse de igual a igual, exonerado de toda su culpa y con un mediador, como si fueran dos generales negociando la paz entre dos naciones enfrentadas. Sin amnistía y sin mediador, no habrá negociación. Y luego en esa negociación se expondrán las condiciones para una investidura. ¿Quién podría prestarse a esta locura?
Si Puigdemont ha podido presentarse con esa arrogancia tan ofensiva y exponer de forma tan desabrida su chantaje es porque el gobierno lo ha legitimado como interlocutor. La foto es de ayer mismo. Nada menos que una vicepresidenta del Gobierno. Yolanda Díaz de cariños con un prófugo de la Justicia. Hoy tenemos el pie de foto y es un delirio, porque, no pone fecha a un referéndum de eso ya se hablará en la negociación.
Lo que exige Puigdemont es una legitimación del golpe de octubre de 2017
Lo que exige Puigdemont es una legitimación del golpe de octubre de 2017 mediante una exoneración de la culpa, la extinción de los delitos cometidos y la consiguiente deslegitimación del sistema democrático. Una amnistía supondría: una deslegitimación de las fuerzas de seguridad que persiguieron el delito, los jueces que lo condenaron, el Rey que animó a restablecer la ley y en definitiva el régimen democrático que todas estas instituciones protegen
Claro la afrenta no es que Puigdemont se remita a 1714 y a los decretos de nueva planta para describir a Cataluña como una colonia de España. La afrenta es que haya quien esté estudiando la manera de hacerle esto digerible a los españoles para permanecer en el poder.
El gobierno está ahora tratando de encontrar una artimaña de leguleyo para poder amnistiar sin amnistía
Por el momento hemos escuchado a dos jueces de los tres que se sientan en el Consejo de Ministros. La primera ha sido Margarita Robles, el segundo Fernando Grande Marlaska. Se les ha preguntado si la amnistía tiene cabida en la Constitución. No han querido contestar. Es una obvia que no lo es, pero el gobierno está ahora tratando de encontrar una artimaña de leguleyo para poder amnistiar sin amnistía. Porque la Constitución desautoriza las medidas de gracia colectivas. Porque la democracia tuvo como preludio una amnistía, pero precisamente porque España no es una dictadura no tiene cabida la amnistía. Y quien mejor ha explicado esto es Felipe González. Aquí en Onda Cero, en Mas de Uno con Carlos Alsina.
¿Quién podría prestarse a esta locura que propone Puigdemont? Hoy le han preguntado cuatro veces a la ministra portavoz Isabel Rodríguez qué le parecía la propuesta. Cuatro veces hizo una excusatio non petita.
Nadie, ni una sola voz autorizada del actual Partido Socialista ha dicho que Puigdemont ha impuesto condiciones inaceptables. Y son condiciones únicamente para sentarse a negociar ahora imagínense lo que pondría sobre una mesa de negociación para investir a un presidente.
Actualmente hay un candidato a ser investido en una sesión que se celebrará en unos veinte días. Es Alberto Núñez Feijóo. Dentro del Partido Popular había un cierto debate sobre siquiera debiera sentarse con el grupo parlamentario de Junts per Cat. Le han permitido zanjar el debate. Hoy se ha reunido con Santiago Abascal, que le ha confirmado que cuente con los diputados de Vox para su investidura sin ninguna condición ni exigencia. Tras la reunión ha comparecido ante los periodistas y les ha dicho que si las condiciones de Junts son las de Carles Puigdemont, que mejor se ahorren las reuniones porque él no se va a someter a ese chantaje antidemocrático.
Lo que quería Pedro Sánchez es que Feijóo se cociera en su propio jugo durante este mes
Es inaceptable e imposible para el PP. ¿Y para el PSOE? Nadie por el momento se ha expresado en términos semejantes. El PSOE tiene hoy un problema. Lo que quería Pedro Sánchez es que Feijóo se cociera en su propio jugo durante este mes y que llegara exhausto a la sesión de investidura para luego ya presentarse él como la solución para evitar una repetición electoral. Pero, Feijóo ha contestado a Junts y la comparecencia de Puigdemont le interpela directamente a él. Claro que Sánchez también puede aprovechar el tiempo para preparar las artimañas legales que hagan posible amnistiar a Puigdemont sin llamarlo amnistía.
Felipe González no va a dejar de hablar, por más que los socialistas actualmente existentes y dirigentes le digan que se calle. La verdad es que lo que dice resulta molesto a la actual dirigencia, porque es una impugnación de su política. Igual que en su día fue molesto Alfredo Pérez Rubalcaba, que es el que bautizó como Frankenstein a la fórmula que finalmente aupó al poder a Sánchez y que ahora puede mantenerlo en él
Pero el que ha cambiado no es Felipe. ¿O es que acaso nadie recuerda lo que decían de una amnistía los ministros de Sánchez antes de estas elecciones? ¿O lo que decía el propio Sánchez? Una amnistía fue inaceptable hasta que fue necesaria. Porque así es como funciona la maquinaria de homologación del partido de Pedro Sánchez. Una vista a un prófugo de la Justicia fue inaceptable hasta que fue necesaria. Y ambas, visita y amnistía será las condiciones para comenzar un diálogo con mediador. Luego vendrán las condiciones para la investidura. Rápido resumen. Primero se legitima el 1 de octubre para después ir a un referéndum pactado. ¿Quién podría aceptarlo? Esa es la pregunta.