Buenas noches, queridísima Julia.
Julia por antonomasia, la nuestra, la de esta radio, que si no fuese por su sonido folklórico, yo estaría dispuesto a llamarte Julia de España. Lo dejo en lo que eres grandemente, sencillamente: Julia Otero. Paisana de las tierras de Lemos, catalana de adopción, compañera.
Todos sabemos que el bicho se equivocó de cuerpo
Fue el 22 de febrero de 2021, en plena pandemia. Aquella tarde tú misma diste la noticia que conmovió a este país: te retirabas para curar un cáncer que te había atracado. Solo tú sabes lo que has pasado en estos 312 días. Solo tú sabes lo que es encontrarte con ese bicho en el cuerpo; lo que fue acostarte aquella noche, y muchas otras noches, y no saber qué te esperaba; lo que es pasar las sesiones de quimio; lo que es temer que pudiera ser el final. Pero todos sabemos que el bicho se equivocó de cuerpo; que no sabía con quién daba; que no contaba con tu fortaleza y tus ganas de vivir; que no contaba con la fuerza de millones de personas que al otro lado de la radio te decían “tú puedes, Julia, adelante, Julia”.
Y este lunes. 10 de enero, 312 días después, ese mismo país se emocionó al escuchar a Elena Gijón: “Ha sido una dura travesía, bienvenida a casa”. Elena nos representaba a todos, y no solo a quienes aquí trabajamos. Representaba a quienes, si me lo permites, habían rezado por ti. Representaba a quienes habían deseado tu retorno como si fueses su madre, como si fueses su hermana, como si fueses su hija. Y ya estás aquí, Julia. Señoras y señores oyentes, ¡ha vuelto Julia Otero! Es un día grande para la radio. Un día hermoso para la medicina.
Julia Otero ya no es solo una gigantesca maestría. Es, eres, un espejo de vida. Un sinónimo de vida
El día de la esperanza para miles de personas que sufren lo mismo que tú has sufrido y por ti saben que se puede salir. Me arriesgo a decir que tú, en el fondo, has pensado lo que se piensa en estos casos, lo que pensó, por ejemplo, Sandra Ibarra, tan cercana a este programa: si ese cáncer ha servido para crear esa esperanza en mucha gente, valió la pena. Ocho horas y media después de que has vuelto a hablar ante estos micrófonos, este escribidor ya no te da la bienvenida a la radio. Te da, emocionadamente, la bienvenida a la vida. Desde que te dieron el alta, desde hoy para todos nosotros, la gran Julia Otero ya no es solo una gigantesca maestría. Es, eres, un espejo de vida. Un sinónimo de vida.